domingo, 28 de abril de 2013

Terremoto - Reflexiones - Vídeos

En 1989, un terremoto de 8.2 grados casi acaba con toda Armenia, aunque sí mató a más de 30 mil personas en menos de cuatro minutos.
En medio de esa devastación y caos totales, un padre, desesperado, dejó a su esposa segura en casa y se precipitó a la escuela donde debía estar su hijo, sólo para descubrir que el edificio estaba completamente derruido.
Después del traumático impacto inicial, recordó la promesa que le había hecho a su hijo:
“PASE LO QUE PASE SIEMPRE ESTARÉ CONTIGO.”
Y sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas. Parecía no tener esperanza alguna, mientras miraba la pila de escombros que alguna vez había sido la escuela, pero no dejó de pensar en el compromiso con su hijo. Comenzó a concentrarse en el lugar de la escuela donde estaría su hijo, en clases cada mañana. Recordó que el salón de su hijo estaría en la esquina derecha del fondo del edificio; se precipitó hacia allí y comenzó a excavar entre el cascajo.
Mientras excavaba, otros padres, desesperados, llegaron con la mano sobre el corazón y diciendo: ‘¡Mi hijo!’, ‘¡Mi hija!’ 
Y otros padres, bien intencionados, trataron de apartarle de lo que quedaba de la escuela y le decían:
“¡Es demasiado tarde!” “¡Están muertos!” ”¡No puedes ayudar!” “¡Vete a casa!” “¡Vamos, afronta la realidad, no hay nada que puedas hacer!” “¡Así sólo vas a empeorar las cosas!”
A cada uno de los padres le respondía con una frase: “¿ME VAS A AYUDAR?”
Y procedió a excavar en busca de su hijo, piedra por piedra. El jefe del cuerpo de bomberos, la policía, todos trataron de persuadirle para que dejara todo dándole un sinfín de explicaciones, pero este padre amoroso y protector sólo les escuchaba y les contestaba: “¿ME VAS A AYUDAR?”
Nadie ayudó. Valientemente siguió trabajando él solo, porque necesitaba saber por sí mismo si su hijo estaba vivo o muerto. Excavó durante 8 horas… 12.… 24.… 36 horas… Y casi a las 38 horas de hacerlo, extrajo una loza y escuchó la voz de su hijo.
Con el corazón a punto de estallarle gritó su nombre: “¡ARMANDO!”
Y escuchó una voz, contestándole:”¡¿PAPÁ?! ¡Soy yo, papá! Les dije a los otros niños que no se preocuparan, les dije que si tú estabas, me salvarías y que cuando tú me salvaras ellos estarían salvados. Tú me lo prometiste: ‘Pase lo que pase, siempre estaré contigo.’ ¡Lo hiciste papá!”
“¿Qué esta pasando allí adentro? ¿Cómo estáis?” Preguntó el padre.
“Quedamos 14 niños de 33 papá. Tenemos miedo, hambre y sed. Cuando se cayó el edificio, se hizo una cuña como un triángulo y nos salvó.” 
-“¡Sal hijo!” 
-“¡No Papá! Deja que los otros niños salgan primero, porque yo sé que tú me sacarás. ¡Pase lo que pase, sé que estarás conmigo!
Recuerda siempre que ante cualquier situación tú y yo tenemos un padre que:
PASE LO QUE PASE, SIEMPRE ESTARÁ CON NOSOTROS.
1 Pedro 5:7
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Salmos 46:1
Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Isaías 43:2
No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

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