Aquellos que somos padres anhelamos ser ejemplos para nuestros hijos y, así mismo, nos sentimos orgullosos de que nuestros hijos quieran ser como nosotros. Y al mismo tiempo nos damos cuenta de lo que implica eso, por lo que debemos tratar de imitar a Jesús para que nuestros hijos, al vernos e imitarnos, también vean e imiten la imagen de Cristo en nuestra vida.
El Apóstol Pablo lo decía de esta forma: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” 1 Corintios 11:1 (Reina-Valera 1960).
El anhelo de toda aquella persona nacida de nuevo es querer parecerse a Jesús, es imitar con nuestra forma de vivir y actuar lo que Él vino a mostrarnos.
Si tu mente piensa más en otras cosas que en imitar a Jesús, entonces tu enfoque se está perdiendo. Todos aquellos que decimos amar a Dios, debemos tratar de imitarle con nuestra forma de hablar, con nuestra forma de andar en la vida, con nuestra forma de reaccionar ante este mundo que quiere desestabilizarnos espiritualmente, con nuestra forma de pensar, de ver las cosas y de responder a lo que diariamente se nos presenta.
Sería verdaderamente bonito que cada uno de nosotros tratáramos de imitar a Cristo, qué lindo sería que en vez de responder a los golpes, pusiéramos la otra mejilla; qué lindo sería que en lugar de hablar desmedidamente,. nos quedáramos callados como Jesús lo hizo cuando le acusaban injustamente; qué bello sería que en vez de creernos religiosos, fuéramos practicantes; que lejos de despreciar a los pecadores, les viéramos como ovejas sin pastor y almas necesitadas. Qué bonito sería que le imitáramos en su humildad y mansedumbre, qué lindo sería que cada día viviéramos con el único objetivo de agradar a nuestro padre, cómo Jesús lo hizo.
Nosotros usamos más tiempo en pedir ayuda a Dios, que en intentar ser como Cristo, buscamos las añadidos, antes que el reino de los cielos.
Si cada uno de nosotros nos propusiéramos imitar diariamente a Cristo en nuestra vida, y los resultados de la misma propuesta fuesen diferentes......, pero pasamos el tiempo en preocuparnos por otras cosas, que en imitar a Jesús.
Vivamos cada día recordando por qué nos hacemos llamar “cristianos”, recordemos cada día que uno de nuestros objetivos tendría que ser imitar a Cristo con nuestra forma de vida. Que nuestra vida sea un homenaje a nuestro Señor y que la gente pueda notar en nosotros la imagen de Cristo reflejada.
¿Quieres ser como Él?, Yo anhelo ser como Jesús, anhelo que la gente vea en mí la imagen de Cristo reflejada en mis actos y no sólo en mis palabras.
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