viernes, 1 de marzo de 2013

No renuncies a Él - Mensaje

Cuando te sientas solo, desesperado y con deseos de renunciar, recuerda que Dios nunca renunció por ti, por lo tanto tú no puedes renunciar a Él.
Imagínate al Hijo de Dios caminando con una cruz sobre sus hombros hacia un lugar donde seria crucificado, sin culpa, sin pecado, pero con un único propósito: que su muerte sirviera para el perdón de tus pecados.
Jesús mismo sintió lo difícil del momento, y antes de ser arrestado dijo: “Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Lucas 22:41-42 (Reina-Valera 1960). Y estando en la cruz crucificado también dijo:“Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Mateo 27:46 (Reina-Valera 1960). Sin embargo, y a pesar de tener el poder de Dios para hacer un milagro allí mismo, decidió no rendirse en su propósito de morir por ti y por mí, todo por amor.
El amor de Dios es tan grande que dio a su único Hijo para morir en nuestro lugar. Su muerte debe ser cada día nuestra motivación para no rendirnos, para no renunciar.
Quizá a veces sientas que no puedes más, que tus fuerzas, dentro de poco, se te acaben, puede que pensamientos de renuncia vengan a tu mente, pero incluso con todo eso, ¡no debes renunciar a Dios!, Él lo es todo para ti, Él es el único que te ha amado de una manera sincera, Él es el único que ha estado contigo en los momentos más difíciles de tu vida, Él jamás te ha abandonado y ha sido el único que ha creído en ti y en lo que puedes lograr, por lo tanto, ¡No puedes renunciar a Él!
No te creas inmerecedor de su amor, porque Él no te ama porque te lo merezcas, sino porque decidió amarte eternamente.
Hoy tienes que sacar fuerzas donde no las hay y tomar la valiente decisión de seguir adelante en este camino de verdad; no puede ser que mientras Dios lo dio todo por ti, tú no quieras dar TODO por Él.
Es hora de levantarte, de secarte las lágrimas, de sacudirte el polvo, consecuencia de la última caída, y seguir avanzando, porque Dios se merece todo tu esfuerzo, y si algo nos anima, es que Él jamás renunció a morir por ti, sino que llevó a cabo su propósito para que ahora tú puedas ser perdonado de tus pecados y con ello heredar la vida eterna, que Él tiene preparada para todos aquellos que le reconozcan como Señor y Salvador.
Hoy es un día en donde debemos levantarnos nuevamente y retomar el camino. Es hora de desechar todo pensamiento contrario que nos quiere llevar a renunciar y dejar que Dios nos tome de la mano nuevamente para caminar junto a Él.

¡No renuncies! ¡Dios dio todo por ti!

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