Apliqué esto a mis hijos por obediencia y porque fue lo que aprendí de mis padres, aunque sin mucho convencimiento de por qué lo hacía.
Sin embargo, Dios nos conoce aún en lo más secreto del corazón y tiene sus maneras de responder a nuestras preguntas…, ¡sí, todo lo nuestro le interesa!

Pero eso no me provocó tanto estrés, como el que en ese punto crítico de la vía rápida… ¡no estaban pintadas en el asfalto las líneas que marcan los carriles! ¡Horrorrrrrrrrrrrrrrr!
No soy la mejor conductora, así que comencé a ponerme muy nerviosa porque sentía que todos invadían mi carril y yo misma no sabía si estaba en el correcto.
¡Ay, señores, quítense, no están respetando mi carril!, pensaba. Pero parecía que los otros coches me “empujaban” hacia un lado y al otro:
¿Era yo la que estaba en el sitio incorrecto?
¿Dónde están los carriles?
¿Por qué no los han marcado en el asfalto?
Puedo decir ahora que fueron los minutos más estresantes de mi vida, porque no sabía con exactitud cuál era el sitio seguro para mí, para conducir sin ponerme en riesgo de dar un golpe o que me lo dieran.
Me sentí aliviada cuando por fin abandoné esa vía rápida para llegar a mi destino. Había quedado en verme con unas amigas en una cafetería, y lo primero que dije al sentarme con ellas fue: ¡ahora entiendo por qué los límites dan seguridad! ¡Así los niños y las personas saben hasta donde pueden llegar y lo que pueden hacer sin meterse en problemas!
Proverbios 22:28 No traspases los linderos antiguos que pusieron tus padres.
Proverbios 29:17 Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario