Uno es fresco y lleno de peces, con hermosas plantas que adornan sus orillas; los árboles extienden sus ramas sobre él y alargan sus sedientas raíces para beber en sus saludables aguas, y en sus playas los niños juegan.
El río Jordán hace este mar con burbujeantes aguas de las colinas que ríen en el atardecer, los hombres construyen sus casas en las cercanías y los pájaros sus nidos y cualquier clase de vida es feliz de estar allí.
Los viajeros escogen, entonces, otra ruta, solamente por urgencia lo cruzan, el aire es espeso sobre sus aguas y ningún hombre ni bestias, ni aves la beben.
¿Qué causa esta gran diferencia entre mares vecinos?
No es el río Jordán. Él lleva la misma agua a los dos. No es el suelo sobre el que están, ni el campo que los rodea.
La diferencia es ésta:
El mar de Galilea recibe al río pero no lo retiene. Por cada gota que a él llega, otra sale.
El otro mar retiene su ingreso y cada gota que llega, allí queda. Le llaman Mar Muerto.
Qué gran ejemplo que nos da Dios a través de la naturaleza. Aprendamos a ser canal de bendición para otros; si Dios nos bendice con su amor, demos amor a los que nos rodean, si Él nos da perdón, ofrezcamos perdón; todos hemos recibido algo directamente del cielo para que continúe fluyendo hacia los demás. No permitas que se estanque allí.
Más importante en esta vida que ganar solo, es ayudar a otros a vencer también. Aunque eso implique disminuir el paso o cambiar el curso.
Hechos 20:35 “Más bienaventurada cosa es dar que recibir”
Lucas 6:38
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”.
Lucas 6:38
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario