Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, aunque a veces no la vemos porque nos quedamos paralizados por la la que se cerró. No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos..., pero otras veces no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos. Deja que crezca el amor en el corazón de otra persona, y si no crece, sé feliz porque creció en el tuyo. Ama hasta convertirte en lo amado y más aún hasta convertirte en el mismísimo amor. El amor llega a aquel que tiene fe y espera, aunque le hayan decepcionado... A aquel que aún cree y sueña, aunque haya sido traicionado... A aquel que todavía anhela amar, aunque antes haya sido lastimado... ...Y sobre todo, llega al que tiene el coraje y la fe de seguir amando sin ser recompensado. Dejemos que los demás sean auténticos, que sean ellos mismos, de lo contrario amaríamos el reflejo de nosotros en ellos. No debemos fijar nuestra mirada en lo externo, ya que esto se puede perder en el camino de la vida. No nos inclinemos tampoco por las cosas materiales, ya que nada es eterno. Sentimiento debes tener hacia alguien que te comprenda, que te haga sonreír, y que transforme tus amarguras en dulzura, alguien que haga que un día oscuro brille sólo para ti, alguien que cautive tu corazón y lo libere de sus cadenas... y que lo deje ser libre para sentir de verdad... Hay momentos en los que uno extraña a alguien, sin control y no sabe por qué... Hay momentos en los que nos invade un fuerte deseo de abrazar, besar y querer siempre... Es en esos momentos cuando sentimos el amor de una manera única..., el corazón se pierde en un estallido y vibra el alma tratando de llegar a ese ser que tanto deseamos. Qué bello es soñar con la persona amada, atravesar el tiempo y el espacio para unirse mas allá de nuestra imaginación, más allá de ese mundo en el que soñamos estando despiertos, con sueños tan vivos, que nos hacen sentir que ese ser esta ahí, esperando sólo a que demos un paso para cobijarnos entre sus brazos. La felicidad espera a aquellos que sueñan. Hay otras puertas que conducen al amor. Sólo hace falta entregarse a esa nueva ilusión, dejarse consumir por el fuego de esa llama y proponerse no poner límites a esas sensaciones. Porque el verdadero amor no conoce de límites ni de fronteras y podemos encontrar nuevamente a quien amar, más allá del horizonte. |
Nuestro objetivo como Iglesia es llevar a la gente a la fe en Jesús e integrarla en la familia de Dios. Y que nuestro carácter se parezca al de Cristo, glorificando a Dios y sirviendo en toda buena obra.
miércoles, 20 de marzo de 2013
Almas en el Horizonte - Reflexión de amor
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