jueves, 21 de febrero de 2013

Nuestra decisión de fe: ¿activa o pasiva?- Conocimiento-reflexión personal

Me movía inquieto en la cama. Estaba ya despierto, necesitaba calmarme y haceros partícipes del caudal de pensamientos que me asaltaban y no me dejaban dormir. Tenía hambre de escribir para vosotros.
Nuestra congregación fue creada con este objetivo: “Existimos como Iglesia para llevar a la gente a la fe en Jesús e integrarlas en la familia de Dios. Que nuestro carácter se parezca al de Cristo, glorificando a Dios y sirviendo en toda buena obra.” Y cuando creamos este blog, nos marcamos el mismo fin, dando, primero, conocimiento de la palabra de Dios, de “Su Palabra”.
Dentro de las actividades que objetivamos como congregación está orar. La Biblia nos lo dice: debemos orar continuamente, como si de un hábito se tratara. Llegará, con el tiempo, a ser una necesidad. “Orar” es conversar con Dios. Veremos, entonces, la necesidad que tenemos de hacerlo con asiduidad.
Pero, atención, el libro de Santiago lo dice claramente en el Nuevo Testamento en el capítulo 4:2-3
“No tienen, porque no piden. Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones”. Estamos, pues, ante una fe “pasiva”, y necesitamos revertirla en “activa”. Porque bien fácil es tener fe cuando nos vemos beneficiados por Dios en la inmediatez de nuestras peticiones, pero ¿y cuándo Dios considera que aún no es el momento idóneo de satisfacérnoslas?, ¿que más adelante lo hará cuando, según nuestra actitud, vea un momento más adecuado? Esa es la fe “activa”, y por supuesto, mucho más difícil de tener, aunque sus consecuencias son mucho más positivas. Nuestra fe debe ser consensuada por nuestra actitud, debe ser consecuente, y no se debe sustentar sólo en nuestros pensamientos o deseos. Cuando hacemos decisión de fe, es esta última, la activa, la que debemos tener fundamentalmente. Entonces es cuando confiamos plenamente en Dios.
Oración deseada, oración anhelada, es la que parece una carretera de dos vías. No soy solamente yo corriendo por un canal, sino que Dios viene a mi encuentro en el canal contrario para darme su guía, corrección y enseñanza, y en muchas de esas ocasiones tenemos que detener nuestra carrera egoísta y apresurada, para simplemente sentarnos a sus pies para ser dirigidos y nutridos por Él.
Pues bien, todos los miércoles, y por eso se llama “culto de oración”, cada uno de nosotros ora, uno tras otro. Oramos personalmente por los demás, intercedemos por ellos, pedimos por sus necesidades, sus aflicciones, sus penas para que sean aliviadas, etc., pero también lo hacemos por motivos más genéricos. Se me ocurre, para el próximo culto de oración, pedir una oración para que todos podamos experimentar el gozo de disfrutar de una fe “activa” en ÉL. Seguramente me hallaré satisfecho con ello.
Recuerda: ten fe activa y no dudes nunca que vas a ganar con la ayuda de Dios.
M.G.L.

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