“Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.”
Efesios 2:8 Nueva Traducción Viviente (NTV).
Cambia el veredicto de culpable a inocente. Ofrece lo que ningún ser humano merece. Transforma lo inservible en una obra maestra. Convierte un alma manchada de pecado en una conciencia sin culpa ante DIOS. Cancela el castigo merecido y lo convierte en una corona de vida. Hablo de la gracia de Jesucristo.
¿Estás seguro de los que haces, DIOS?, pensé en mi corazón, al recibir el veredicto después de confesarle mis pecados. Después de andar durante años alejado de DIOS y vivir de manera pecaminosa, tuve necesidad de volver a Él. Malgasté el cuerpo y la mente que me había dado y manché mi alma de pecado. Volví esperando encontrar reposo para mi alma y cuerpo, buscando, de alguna manera, enmendar o pagar el daño que le había hecho a mis seres queridos, amigos y a la sociedad. No obstante, Él dijo: Eres inocente, recibe la gracia de Jesucristo.
Ese día mi vida cambió. Entregué los harapos que traía puestos y DIOS me regaló la justicia y santidad de Jesucristo como vestimenta (Romanos 5:17). A partir de ese momento mi espíritu entendió que Jesús había pagado el precio de mi paz (Isaías 53:4-5) para así ser restaurado paulatinamente en mi cuerpo y mente. A cambio de la tristeza y angustia que tenía atada mi alma, DIOS puso en mí la alegría de su salvación y el gozo del Espíritu Santo. Después de recibir todo esto, por algún tiempo traté de pagarle a Jesús lo que Él hizo por mí, pero para mi sorpresa Él dijo que no había nada que pagar, sino sólo recibirlo.
Queridos hermanos, no tratemos de descifrar el concepto de la gracia de Jesucristo, recibámosla sólo como el regalo más grande. Sin importar que el enemigo, tu familia o la gente te recuerde lo culpable o malo que fuiste, Jesús en la Cruz cambió el veredicto y te declaró inocente. Si tú has aceptado a Jesús en tu corazón, Él ya disipó tus pecados y no los recuerda; tampoco lo hagas tú.
Vive por gracia y mantente libre.
“He disipado tus pecados como una nube y tus ofensas como la niebla de la mañana. Vuelve a mí, porque yo pagué el precio para ponerte en libertad».”
Isaías 44:22 Nueva Traducción Viviente (NTV).
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