Son muchos los problemas, todos los tenemos, nos han lastimado y también todos hemos sido heridos por alguien, las cosas nos han salido mal, aunque siempre hay alguien que le ha ido peor que a nosotros. ¿Sabes? No eres el único que ha vivido estas situaciones, donde lo único que puedes hacer es pensar en cómo resolver tu situación y llorar porque no encuentras la respuesta, pero... ¿Has logrado algo estando encerrado en tu dolor?; la verdad es que suena algo duro, pero como que no. Todos hemos pasado esos momentos y nada conseguimos hasta que abrimos las puertas también a los momentos bonitos de la vida.
Muchas veces abrimos la puerta de nuestro corazón al dolor, a la decepción y a todo lo malo y triste que quiera llegar a nosotros; dejamos entrar todo, excepto lo bueno y lo que nos puede hacer felices; a veces es más fácil dejar que llegue a nuestra vida lo que nos hace daño que lo que nos puede hacer sentirnos vivos y felices.
El dolor hace ver que no hay salida, pero la felicidad siempre nos lleva a encontrar algo más que hacer; los sentimientos y estados de animo SÍ INFLUYEN en nuestras acciones. Dios nos creó con sentimientos; si no lo quisiera así, nos habría hecho seres fríos y calculadores, o robots que sólo siguen ordenes. Es normal experimentar tanto tristeza como alegría, incluso Dios se alegra de vernos felices, nada hay en la Biblia que diga que lloremos cuando nos va mal o que estemos tristes cuando las cosas no son como queremos; ¡al contrario!, todo son invitaciones a tener ánimo en las dificultades y a gozarnos y alegrarnos aún en los momentos duros, porque en todos ellos Él nos ayuda y tiene cosas que mostrarnos.
Tal vez tocaron la puerta de tu vida el dolor y tristeza, los dejaste pasar y sin darte cuenta comenzaste a vivir a solas con ellos, te olvidaste de la felicidad y has permanecido fuera de tu vida, te has olvidado de sonreír, de disfrutar la vida. Es tan fácil sentirse triste y también tan fácil olvidarse de ser feliz, pero... ¡sigue insistiendo, persiste!; en cada amanecer, en cada día, hay tanto que agradecer y disfrutar, que no es difícil recuperar la sonrisa, la alegría y, entonces, las ganas de vivir regresan cuando tú lo decides, cuando recuerdas que sobre todas las cosas Dios te ama y está esperando a darte una nueva oportunidad, a pesar de lo que haya pasado o hayas hecho. Él sólo quiere verte feliz.
La vida nos presenta momentos buenos y momentos malos; tiempos de llorar, también de reír. Es tiempo de que abras otra vez la puerta de tu corazón y dejes entrar la felicidad y, junto a ella, el amor de Dios que quiere llenarte de paz; deja de sufrir, date una oportunidad, deja a Dios obrar en ti, mostrarte que no estás solo, que Él siempre ha estado contigo, y que si has vivido momentos tristes y dolorosos Él ahora quiere consolarte y darte motivos para ser feliz.
Hay tanto que te falta por descubrir, tu vida tiene un propósito, Dios hizo un plan de bien para ti, no te dejes envolver en las situaciones difíciles que vives, permite que tu vida se llene de alegría, que sane tu dolor; las cosas cambian cuando nosotros cambiamos, comienza el cambio tú, hay nuevas oportunidades y miles de razones para ser feliz.
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