“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
2 Timoteo 1:6-7
Me identifico con el Apóstol Pablo en este hermoso pasaje, pues me recuerda cuán maravilloso es nuestro Salvador; recuerdo en mis comienzos de ser unos de los profetas del Señor, cómo impusieron sus manos sobre mí y otros creyentes y nos llamaron a ser testigos del Señor; creo que en ese mismo momento recibimos diferentes dones del Espíritu, algunos hablaban en lenguas, otros, con el tiempo, se convirtieron en evangelistas y pastores, mientras que yo, desde un principio, me incliné por la enseñanza y la escritura y me dediqué a ello, aún sin habérmelo propuesto.
Dios nos da a todos dones maravillosos para que le seamos testigos y, de la misma forma en que continúa diciendo el Apóstol Pablo a Timoteo, en el versículo 8, a la vez nos da su poder para hacerlo también nosotros: “Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios”.
El llamado que Jesús quiere hacernos hoy es aceptar ese don, el regalo que nos ha dado, y desarrollarlo viviendo nuestra vida con el propósito que Dios tiene para nosotros; sin vergüenza, sin avergonzarnos de dar testimonio de Él, porque de Él mismo proviene el poder, el amar y el dominio propio, hacia el hombre en su interior, en el espíritu, en el nuevo hombre. (El hombre o mujer nacido de nuevo).
Vivir una vida con propósito es vivir de forma integral rendida a Él; todas las áreas de nuestro ser rendidas a Cristo; es necesario que nuestro espíritu pueda moverse con libertad y se fortalezca cada día, mientras nuestro yo, es decir, la carne, vaya mermando; vivir con propósito es ser coherente en lo que pensamos, en lo que decimos y lo que hacemos; es dar testimonio con nuestra vida, a cada paso, en cada momento, y no dejar morir nuestros dones; si no los ejercemos, si no los desarrollamos, se van a atrofiar, a malograr.
Dios nos necesita, te necesita a ti, a mí y a todos sus hijos para cumplir el propósito de salvación del mundo; Jesucristo vino por los pecadores y aún falta mucho trabajo por hacer; las cosas que suceden en el mundo, como el huracán que atravesó la zona este de los Estados Unidos, las permite Dios como un llamado de atención; Él quiere que todos los pecadores se arrepientan y cambien sus vidas y... ¿cómo pueden muchas personas conocer a Dios, si no oyen hablar de El; si no ven nuestras vidas transformadas? A veces parece que nos importa más agradar al mundo y a las personas que nos rodean, que a Dios.
Revisa hoy tu vida y contéstate tu mismo: ¿qué te impide ser un hombre o una mujer valiente y esforzado/a, con espíritu de poder, de amor y de dominio propio? La única respuesta posible y verdadera tiene que ser el pecado. Hay muchas situaciones en las que decimos sí al pecado, porque eso es lo que le agrada a la carne y sabemos que la carne está en contra del espíritu y por ende en contra de la voluntad y el propósito de Dios.
De estos tres atributos, dos son del espíritu: el poder (de Dios) y el amor (Dios es amor), mientras que el otro es nuestro, es de nuestra alma y es el Dominio Propio. Es nuestra voluntad quien determina y decide seguir a Jesús, serle fiel, ser su testigo y tener dominio propio. Por esto, quisiera ahondar un poco más en ello, pues muchas citas bíblicas hacen alusión al dominio propio y creo que para Dios es importante, pues sin dominio propio es difícil que seamos sus embajadores, sus testigos y que podamos prosperar en el camino espiritual.
Tener Dominio Propio es tener control sobre nosotros mismos; sobre nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestros actos, nuestra boca, lo que decimos, controlando nuestro temperamento, como veremos en los siguientes versículos:
Proverbios 14.17 – El que fácilmente se enoja hará locuras; y el hombre perverso será aborrecido.
Proverbios 14.30 – El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.
Provrbios 15:13 – El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón, el espíritu se abate.
Salmo 15: Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?
El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón.
El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo.
No admite reproche alguno contra su vecino.
Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová.
El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; Quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho.
Colosenses. 3:8-10 – Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojaos del viejo hombre con sus hechos, y revestíos del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creo, se va renovando hasta el conocimiento pleno.
Y aun hay muchos más, pero, para terminar, recordemos a todos aquellos personajes de La Biblia que son ejemplo de amor, de valor, de coraje, de dominio propio, de disciplina, de obediencia, de ciencia y sabiduría; todos fueron llamados y obedecieron el llamado, recibieron una comisión de Dios y la cumplieron, aunque no siempre fue fácil; no nos acobardemos frente a las dificultades, ni mucho menos pongamos la disciplina del Señor como pretexto para no actuar y dejar de vivir nuestra vida con propósito.
Hefzi-ba Palomino“y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.”Hebreos 12: 5-6
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