Tratar de entender el por qué Dios hace lo que hace es motivo de que a veces nuestra fe esté limitada, porque sin darnos cuenta estamos pidiendo explicaciones a Dios de todo lo que está haciendo y eso nos va a lleva a desconfiar y sentir tristeza. Realmente es difícil sentir paz en momentos y cosas de nuestra vida que ni siquiera nosotros mismos entendemos, pero la confianza plena de que Dios siempre obra para bien es lo que nos hace resistir en esos momentos inciertos.
Tú puedes estar viviendo situaciones en las que te has preguntado una y otra vez qué es lo que Dios quiere de ti, qué está haciendo que te está doliendo tanto; las personas te dicen que Dios tiene un propósito para tu vida, pero no logras captar cómo saldrás de todo lo que te está pasando y te preguntas, ¿y para qué? Es una pregunta difícil de responder, pero aún en medio de nuestras dudas existe una respuesta:
¿Por qué no logro entender los propósitos de Dios?, ¿por qué mi situación es tan confusa que ni yo mismo entiendo qué es lo que pasa? Cuando intentas comprender humanamente lo que te sucede, la respuesta obviamente estará establecida como una medida humana porque la mente se limita a creer solamente en lo que ve, sólo ves problemas, no ves soluciones, no ves mas allá de lo que tu dolor o tus dudas te permiten y, como consecuencia, no puedes ver la intención de Dios y su interés en ayudarte. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9
¿Por qué y para qué me suceden tantas cosas? Porque todo es parte de un aprendizaje. Por ejemplo, en el colegio te enseñaron a calcular y hacer cuentas resolviendo problemas ¿cierto? Así es la vida, la oportunidad que tenemos para madurar y aprender a resolver situaciones de todo tipo es por medio de situaciones que nos hacen esforzarnos; Jesús es ese maestro que nos pone pruebas para enseñarnos a vivir y moldear nuestro carácter con la única finalidad de hacernos cada día mejores personas, mejores hijos. Porque Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Jeremías.29:11
Nuestra mente humana es muy limitada para comprender de inmediato lo que Dios está haciendo. Entender su propósito es tan difícil cuando se está sufriendo por algo, que resulta difícil y doloroso ese proceso, pero una cosa he llegado a comprender con el tiempo, y eso es que a Dios no hay que entenderle, ¡hay que creerle!, hay que demostrarle que confías plenamente en Él, pase lo que pase. Su estilo no es dar explicaciones sino soluciones, respuestas claras en el momento oportuno.
Confía, tu situación actual no durará para siempre, lo único que es eterno es el amor de Dios, su mano aún sigue extendida sobre ti. Por más que se han levantado las olas en el mar de tus problemas, te sigue sosteniendo, Él no va a soltarte, no dejará que te pierdas en tu confusión; el hecho de no entender por qué Dios hace o permite ciertas cosas no quiere decir que esté haciendo algo malo, sus planes SIEMPRE son para bien y aunque por momentos parezca que ya no hay más que hacer, ahí esta Él sorprendiéndote como ya lo ha hecho antes.
No es necesario entender a la perfección el propósito de Dios. Lo que necesitas es CREER que tiene algo para ti; a pesar de lo que hoy vives, sus planes no son sólo frases que se ven bonitas, no son palabras acomodadas para hacerte sentir bien en el momento; ¡son más que eso!, ¡son promesas que pueden cambiarte la vida!, ¡son planes perfectamente estructurados!, de tal forma que no alcanzas a comprenderlos, ¿sabes? Lo que quiere hacer en tu vida no lo puedes ver porque Él no necesita que lo veas, necesita que lo creas para poder hacerlo.
Dios actúa de una forma tan sorprendente que, aunque te parezcan los peores momentos, siempre tiene algo hermoso que mostrarte; lo importante no es entender sus propósitos, sino confiar en que todos son con el fin de cosas nuevas y mejores que quiere entregarte; con Él no hay batallas, ni casos perdidos. Tal vez no sabes que es lo que Él va a hacer, pero si de algo puedes estar seguro es que lo que tiene planeado es algo perfecto, algo grande y mucho mejor de lo que tú mismo pudiste haber planeado.
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