domingo, 2 de diciembre de 2012

Resistirse a Dios - Meditaciones, Reflexiones

A veces los mensajes de Dios para nuestra vida son tan claros que es imposible no darnos cuenta de que Él nos está hablando.
Podemos ir por la vida ignorando su voluntad, haciendo oídos sordos a su voz y resistiéndonos todo lo que podamos, pero igualmente vamos a seguir recibiendo de diferentes formas su mensaje.
Porque cuando Dios habla a nuestro corazón, no lo hace con el fin de arruinarnos la vida, mucho menos para que seamos infelices, sino todo lo contrario; cuando Dios te habla, cuando Él te envía constantemente mensajes acerca de algo especifico, es porque quiere el bien para ti, pero a veces somos tan tercos, tan duros, tan sordos, que nos resistimos a Dios.
¿Cuánto tiempo hace que estás resistiéndote a Dios?, ¿Qué es lo que Dios ha estado diciéndote las últimas semanas o meses? ¿Hasta cuando seguirás con esa actitud de resistencia a su voz?
Esteban, aquel hombre que murió apedreado en un discurso maravilloso y lleno del Espíritu ante el concilio supremo, dijo entre otras muchas verdades: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros” Hechos 7:51 (Reina-Valera 1960). Ese mismo versículo en otra versión dice: “¡Pueblo terco! Ustedes son paganos de corazón y sordos a la verdad. ¿Se resistirán para siempre al Espíritu Santo? Eso es lo que hicieron sus antepasados, ¡y ustedes también!” Hechos 7:51 (Nueva Traducción Viviente).
Lo que Esteban estaba tratando de decirles era que muchas veces Dios nos habla muy claro y, a pesar de eso, nosotros nos resistimos a escucharle o entender y más aún a obedecer a su voz.
Amados hermanos, ¿Qué más tiene que hacer Dios para que obedezcamos a su voz? ¿Por qué nos seguimos resistiendo a su voluntad? ¿Cuánto tiempo pensamos huir de lo que Dios quiere que hagamos? ¿Por qué tenemos tanto miedo a hacer lo que Dios mismo nos está motivando a hacer?
Hoy quiero invitarte a que te armes de valor y hagas su voluntad, detente un momento, deja de resistirte a Dios, escucha su voz claramente y, sobre todo, OBEDECE sus instrucciones; entonces TODO te ira bien.
¡DEJA DE RESISTIRTE Y OBEDECE!
“Ama al Señor tu Dios y obedece todos sus requisitos, decretos, ordenanzas y mandatos”. 
Deuteronomio 11:1 (Nueva Traducción Viviente)

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