El otro niño, viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró quebrar el hielo y así salvar a su amigo.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron: “¿Cómo lo hizo? El hielo es muy grueso. ¡Es imposible que lo haya podido romper con esa piedra y sus manos tan pequeñas”!
En ese instante apareció un aciano y dijo: “Yo sé cómo lo hizo”.
“¿Cómo?”, le preguntaron.
Y el anciano contestó: “No había nadie a su alrededor que le dijera que no se podía hacer”.
Siempre va a venir alguien que te va a decir: “tú no puedes, eres demasiado lento, no tienes capacidad para hacerlo, jamás lo lograrás”. Esa es la gente que usa Satanás porque siempre están a su disposición.
Dice la Palabra de Dios que esto le pasó a uno de los discípulos de Jesús:
“Simón, Simón, he aquí Satanás te ha pedido para zarandearte como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte”.
Jesús le dijo a Pedro: Yo he rogado “que tu fe no falte”, “que no falle”, "que no se eclipse" (en griego “eclipso”). Jesús no oró para que Pedro fuera sólo valiente, fuerte y capaz, ¡no! Él dijo: “¡Pedro, oré para que saques fe y que la fe no se eclipse!”. No mires a la gente que te eclipsa; cuando tenemos claro quién es Jesús, no se nos eclipsa la fe.
Tú decides qué vas a hacer cuando venga un momento de zarandeo a tu vida. O sacas fe, o le das permiso al diablo para que te maltrate. Él tiene autoridad solamente sobre aquellos que le dan permiso para que él se asiente en algún área de sus vidas. Por eso la Escritura dice: “ni deis lugar al diablo". ¿A quién se lo dice?: a ti y a mí. ¿Qué es darle lugar en nuestra vida?: ES SER INCRÉDULOS. La única forma en que él puede entrar en nuestro corazón, es por medio de la incredulidad. Por eso tienes que ejercitarte en la fe, y esa fe no viene escuchando la radio, ni viendo la televisión, ni leyendo los diarios, ni escuchando las opiniones de todo el mundo. Lo único que te da fe es la Palabra de Dios. Cuando te llenas de fe, oras por los enfermos y ellos se sanan, oras por los caídos y se levantan, oras por provisión y tus manos se llenan de todo bien preciado y agradable.
“Entonces volverás a mí y confirmarás a tus hermanos”.
“Cuando vuelvas”: Jesús ya le anticipaba que pasaría ese zarandeo victorioso, ¡porque iba a volver!
“Confirmar”: iba a ser usado como un instrumento de honra para fortalecer a mucha gente.
Le dio el resultado antes que le viniera la prueba. ¡Antes de que me venga la crisis Dios ya me dijo que voy a vencer!
¿De dónde voy a volver? Voy a volver de la muerte, de la locura, del dolor, de la enfermedad, de todo lo que me lastimó, de la angustia, de la depresión, de las heridas que me dejaron algunas personas y que ahora son sólo un recuerdo transformado en un don para ayudar a otros.
Pedro fue quien empezó el avivamiento en pentecostés y fue el que dijo: “Mas el Dios de toda gracia os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”
Esta anécdota que viene a continuación te ayudará a recordar cómo posicionarte cuando venga un dardo de fuego contra tu vida.
“El mejor jugador de golf del mundo dio una conferencia de este deporte y dijo: “En el último hoyo de un campeonato jamás fallo un tiro de un metro”. Entonces un hombre levantó la mano y le dijo: “Disculpe que le contradiga, sé que es el mejor jugador del mundo, pero yo le vi en Inglaterra fallar un tiro a menos de medio metro”. El jugador se lo negó y el hombre volvió a repetirle: “usted falló y lo tengo filmado”; entonces el jugador volvió a responderle y le dijo: “nadie puede saberlo mejor que yo, porque yo lo tiré”. Al final de la conferencia, el hombre estaba molesto y habló con un amigo, psicólogo de deportistas profesionales, y le dijo que cómo era posible que el jugador hubiera negado el fallo si él le había visto fallar; el psicólogo le dijo que los jugadores profesionales no es que nunca fallen, es que nunca lo recuerdan, porque la siguiente vez que jueguen pueden recordar el fallo y eso les puede hacer perder”.
Lo único que tienes que recordar cada día, es que Jesús está constantemente intercediendo por ti para que tu fe no falle, para que no vuelvas para atrás. Cuando alguien venga a recordarte tu pasado, o las “jugadas" que hiciste mal, no te detengas. Tus días tienes que caminarlos con gente de fe, que te motive y no con pesimistas. No camines con quien no tiene tu corazón. La fe va a hacer que te juntes con los mejores. Todos tenemos que pertenecer a equipos de fe para que Dios derrame bendición y vida eterna.
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