No hay cosa que tanto necesitemos como la gracia y ésta se nos ofrece gratuitamente. ¿Hay algo tan gratuito como un don? En este día recibimos el don de la gracia que sustenta, corrobora, santifica y sacia. Hasta hoy se nos ha dado la gracia de cada día; por lo que respecta a lo futuro, estemos seguros de que no nos faltará.
Si la gracia es escasa la culpa está en nosotros porque el Señor no es tacaño ni tardo para dar en abundancia.
Podemos pedir todo cuanto queramos sin que seamos rechazados. Da con abundancia y no zahiere.
Podemos pedir todo cuanto queramos sin que seamos rechazados. Da con abundancia y no zahiere.
Tal vez el Señor no nos dé oro, ni bienes materiales, pero nos dará su gracia; tal vez nos envíe pruebas, pero nos acompañará con su gracia en proporción a las mismas. Tal vez sea nuestra vocación trabajar y sufrir, pero indudablemente obtendremos cuantas gracias nos sean necesarias.
Considerad ahora lo que sigue a esta gracia, "la gloria". Todavía no necesitamos la gloria ni somos aptos para ella; pero se nos dará a su debido y oportuno tiempo. Después de haber comido el pan de la gracia beberemos el vino de la gloria.
Tenemos que atravesar el lugar santísimo que es la gloria. Estas palabras, gracia, y gloria, son suficientes para inundarnos de alegría.
Tenemos que atravesar el lugar santísimo que es la gloria. Estas palabras, gracia, y gloria, son suficientes para inundarnos de alegría.
¡Un poco de tiempo todavía, muy poco, y después la gloria para siempre!
Hoy la mano de Dios no se acorta para enviar sobre mi vida su Gracia y su Gloria, y yo estoy listo para recibirlas.
Señor, Gracias por extender hasta mí tu Gracia y tu Gloria. Qué bueno es saber que tu gracia me salva y tu gloria me sorprende. Amén.
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