"Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas" Isaías 40:29
A veces hay una incomodidad en tu vida que no te permite tener paz, esa sensación que turba tu mente y tu espíritu producida quizá por diferentes episodios que has tenido que vivir los últimos días.
Y es como si pareciera que hay días en los que estamos en racha, recibimos diferentes problemas, enfrentamientos, discusiones o palabras que lo único que hacen es distraernos, ponernos de mal humor o simplemente desanimarnos.
Y es que el hecho de que te desanimes por situaciones como esas no es cosa anormal, todos somos vulnerables. Por muy fuerte que creas que eres, hay momentos en donde todo lo acumulado te hace sentirte cansado, débil, sin fuerzas, con ganas de rendirte o de parar.
Son difíciles esos momentos en donde existe una incomodidad que no sabes identificar exactamente por qué esta allí o qué la produjo, en donde sólo puedes deducir que es el resultado de tus últimos días.
Para esos momentos en los que te sientes incomodo, cansado, desgastado, sin fuerzas y con sensaciones de no querer seguir, hay una formula maravillosa que nunca falla.
En esos momentos en donde lo que quisiéramos es salir huyendo hacia algún lado para olvidarnos de todo, lo que realmente necesitamos es ir a un lugar a solas, cerrar nuestros ojos, pensar en el Señor y hablar con toda sinceridad con Él, cuéntale como te sientes, cuéntale lo que te pasa y entonces algo maravilloso pasará.
De pronto sentirás tus lagrimas correr sobre tus mejillas como consecuencia de tu encuentro con Dios. Quizá llorarás como un niño, pero que lindo es saber que estás en los brazos de tu Padre. Llorar no es malo, al contrario, muchas veces nos ayuda a sacar aquello que hasta ese momento no podíamos sacar, es como que si Dios hubiera creado el llanto como un escape a esas emociones encontradas y a esos episodios de tristeza que sentimos.
Después de estar delante del Señor durante algunos minutos estoy seguro que te sentirás mejor, pues la idea no tendría que ser rendirse, al contrario, la idea es recobrar el ánimo, las fuerzas y la voluntad para seguir luchando.
Hay una cosa que tienes que entender, y es que, a pesar de las diferentes situaciones que te toquen experimentar, Dios estará contigo. Él nunca te dejará, Él estará a tu lado aún en esos momentos de crisis, aún en esos momentos de confusión. Y es que el hecho de que te sientas sin fuerza y cansado no quiere decir que Dios no esté allí para abrazarte y que recobres la fuerza.
Quizá hoy te sientas cansado y sin fuerzas, pero un encuentro personal con Dios puede cambiar tu actual estado. Por eso hoy quiero motivarte con todo mi corazón a que vayas y deposites delante del Señor todas esas cargas que te han estado agobiando, ¿Cómo?, pues ve a un lugar a solas, cierra tus ojos, piensa en el Señor y comienza a hablar con Él, como si hablaras con tu mejor amigo; entonces Dios comenzará a abrazarte y a renovar tus fuerzas, porque Él está allí mismo contigo.
¡Vamos! ¡Levántate! Ve a ese encuentro maravilloso con tu Señor y estoy seguro que saldrás renovado totalmente, porque en esos momentos en donde nos sentimos cansados y sin fuerzas, lo que realmente necesitamos es encontrarnos con nuestro Padre.
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