Y es que cuando vemos venir los problemas, cuando nos encontramos en medio de la crisis o en medio de esos desiertos duros de la vida, se nos olvida que la capacidad de actuar de Dios es ILIMITADA, se nos escapa que Él no es como nosotros, que su PODER es ILIMITADO y que es capaz de hacer lo que nosotros creemos que es imposible.
En ocasiones te sentirás frustrado al ver que diste todo de ti para salir de determinado problema y no pudiste hacerlo, fracasaste en el intento, y entonces tu mente se llenará de pensamientos de derrota que te querrán hacer creer que nunca saldrás de ese hoyo y que todo está terminado para ti.
Pero aún en medio de esos hoyos de la vida tienes que recordar que NO ERES TÚ, sino que es ÉL el que actúa en tu vida.
Jesús nos recordó que no somos nosotros los que le elegimos a Él: “Ustedes no fueron los que me eligieron a mí, sino que fui yo quien les eligió a ustedes.” Juan 15:16a (Traducción en lenguaje actual). El hecho de que Dios nos eligió nos tiene que llenar de optimismo y fe, ya que si Él te eligió es para darte vida y no para dejarte morir sin esperanza.
Una de las cosas que todos nosotros debemos de entender es que la vida espiritual difiere de la terrenal, es decir, aunque terrenalmente nos vaya mal, si buscamos a Dios tenemos que saber que tenemos una preciosa herencia espiritual.
Quizá hoy estés frustrado de intentar salir adelante en ese problema que tanta paz te quita, puede que ya dieras todo de ti y no fuera suficiente, quizá estés cansado y sin fuerzas y sientes que nada de lo que puedas hacer logrará revertir lo que ya está hecho; entonces es allí en donde debes comprender que NO ERES TÚ quien tiene que salir de los problemas solo, con tu propia capacidad o voluntad, sino que tienes que darle la oportunidad a Dios de que SEA ÉL quien actúe por ti.
Cuando las fuerzas se te acaban, cuando ves que los esfuerzos que hagas o las energías que le dediques a eso que quisieras solucionar no sirven para nada, entonces es hora de que COMPRENDAS que NO ERES TÚ sino que es el SEÑOR quien puede hacer mejor las cosas.
En esos momentos lo único que puedes hacer es depositar tus cargas, tus problemas, tus fuerzas, tu voluntad, tu deseo de salir adelante en sus manos confiando en que Dios se encargará de las cosas que a ti ya se te escaparon de control. ¡Delega en Él!
Cuando comprendes que no eres tú, sino DIOS, es mas fácil, porque entonces tu vida se rinde ante su presencia y tu confianza es sembrada en Él, y cuando pones tu confianza plena en el Señor, jamás te defraudará.
¿Qué tengo que hacer para poner mi confianza total en Dios? Quizá sea la pregunta que te hagas, pues lo que tienes que hacer es dejar de preocuparte al máximo por eso de lo que ya no tienes control alguno y confiar con todas tus fuerzas en que Dios actuará a tu favor. Es orar incansablemente por eso que quieres que Él haga, sin tener duda alguna que Él responderá. Es mantenerte en comunión y tratándole de agradar porque sabes que eso está bien visto delante de sus ojos y como resultado Dios comenzará a hacer cosas maravillosas en tu vida.
Que no se te olvide que Dios es PODEROSO, y que su capacidad para solucionar problemas es maravillosa, que hasta hoy y desde la creación del mundo no ha habido nada que Él no fuera capaz de hacer. Lo único que se necesita para mover la mano de Dios es FE, esa fe que no duda, esa fe que confía, que cree, y que está segura que, aunque las cosas no se vean bien, al final tendrán un resultado hermoso y perfecto.
No eres tú el que solucionará ese problema, ES DIOS QUIEN TIENE LA CAPACIDAD DE HACERLO. Por esa razón lejos de desesperarte y preocuparte al extremo, comienza a CONFIAR PLENAMENTE en el Señor y en su capacidad de HACER MILAGROS.
¡Confía sin dudar, porque Dios te sorprenderá!
“Pon tu vida en las manos del Señor; confía en Él, y Él vendrá en tu ayuda.”
Salmos 37:5 (Dios Habla Hoy)
Enrique Monterroza
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