En muchas ocasiones no importa quién eres realmente como ser humano; si posees riquezas materiales eres importante pues el dinero se considera un pilar fundamental del éxito en estos días.
Un científico puede pasar años enteros de su vida lidiando una y otra vez con el fracaso, hasta llegar finalmente a un descubrimiento de alcance trascendental a través del cual se puede beneficiar, literalmente, el planeta entero; sin embargo, éste nunca llegará a ganar lo que un artista de Hollywood gana con su actuación en una sola película.
Los dos pueden ser perfectamente considerados como personas exitosas, y realmente lo son. ¿Pero qué es lo que causa que en nuestra sociedad le demos mayor trascendencia al segundo que al primero?
Un deportista se forma con mucha disciplina y con grandes esfuerzos de su voluntad; son muchos años de dedicación y de sacrificios, y merecen toda nuestra admiración y respeto. ¿Pero qué hace que un gol valga más que el descubrimiento de una vacuna? ¿Por qué una joya o un vestido de diseñador pueden tener mayor valor monetario que una cirugía capaz de devolverte la vida?
Vivimos en un mundo de valores invertidos, le damos mayor trascendencia a las cosas más efímeras de la vida, y aquellas que realmente valen son vistas con menosprecio o dejadas de lado.
Sólo un porcentaje mínimo de la población mundial puede llegar a alcanzar lugares de relevancia publicitaria. Sólo un grupo muy reducido es premiado por el reconocimiento de los medios audiovisuales, y un porcentaje mínimo recibe una paga justa en concordancia con lo que hace; de tal manera que si partimos de esta premisa en la consecución del éxito, muy probablemente sólo obtendremos una gran frustración y nos sentiremos desolados.
La vida se va forjando de pequeñas batallas que se libran a diario, los verdaderos retos de un ser humano trascienden la barrera de lo material. El verdadero éxito es el que se alcanza cuando logramos dominar nuestras pasiones y deseos egoístas; ése que hace que lo que hacemos por nosotros mismos redunde inexorablemente en el bien de otros; ése que se convierte en un proceso de vida más que en un logro momentáneo; esa clase de éxito, la mayoría de las veces, no puede ser apreciado por nuestros sentidos, sólo se logra captar con los ojos del alma.
Creo, sin temor a equivocarme, que todos los seres humanos tenemos un propósito que cumplir en nuestras vidas. Creo que todos somos importantes en la posición y en el lugar que Dios ha establecido para nosotros. Descubrir ese propósito, en mi humilde opinión, representa el éxito más grande que cualquier ser humano puede alcanzar y le confiere a nuestras vidas un valor sin igual.
Es algo así como ser parte de una gran orquesta y ejecutar nuestro desempeño en el tiempo correcto, en el momento perfecto en que nuestra intervención contribuye con la maravillosa armonía de la música que se produce y deleita a muchos.
”Intenta no volverte una persona de éxito, sino una persona de valor” Albert Einstein
”Intenta no volverte una persona de éxito, sino una persona de valor” Albert Einstein
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