Filipenses 4:13
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
2 Corintios 12:9
Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.
Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.
Efesios 3:16
que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior;
que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior;
Colosenses 1:11
fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo.
fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo.
1 Timoteo 1:12
Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio;
Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio;
Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y, por eso, desde el primer momento se procuró un “chivo expiatorio” para encubrir al culpable.
El hombre fue llevado a juicio conociendo, de antemano, que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: ¡La horca! El juez, también comprado, cuidó, no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo y por ello dijo al acusado: “Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor vamos a dejar en manos de Él tu destino: Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras ‘culpable’ e ‘inocente’.
Tú escogerás, y será la mano de Dios la que decida tu destino”. Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: ‘CULPABLE’. Y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria.
El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y, con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y, llevándolo a su boca, lo tragó rápidamente.
Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon… “pero, ¿qué hizo…?, ¿y ahora…?, ¿cómo vamos a saber el veredicto…?” “Es muy sencillo, respondió el hombre… es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué”. Con un gran coraje, disimulado, tuvieron que liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo…
Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida, ni de luchar hasta el último momento. Muchas veces creemos que los problemas no tienen solución y nos resignamos a perder y no luchar, olvidando aquellas palabras que dicen: “Lo que es imposible para el ser humano, es posible para Dios” (Lucas 18:27).
Marcos 9:23
Jesús dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
Jesús dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
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