martes, 17 de julio de 2012

El sabio de Egipto-reflexiones- El sabio

El Sabio de Egipto
Se cuenta que en el siglo pasado, un turista americano fue a la cuidad del Cairo, Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio.
El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. Las únicas piezas de mobiliario era una cama, una mesa y un banco.
-¿Dónde están sus muebles? Preguntó el turista.
- Y el sabio, rápidamente, también preguntó: ¿Y dónde están los suyos?
- ¿Los míos?, se sorprendió el turista. ¡Pero yo estoy aquí solamente de paso!
- Yo también, concluyó el sabio. 
La vida en la tierra es solamente temporal. Sin embargo, algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices.
El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden.
Por eso existen momentos inolvidables y personas incomparables.
1. Dios no te preguntará qué modelo de coche usabas; te preguntará a cuánta gente llevaste.
2. Dios no te preguntará los metros cuadrados de tu casa; te preguntará a cuánta gente recibiste en ella.
3. Dios no te preguntará la marca de la ropa en tu armario; te preguntará a cuántos ayudaste a vestirse.
4. Dios no te preguntará, cuán alto era tu sueldo; te preguntará si vendiste tu conciencia para obtenerlo.
5. Dios no te preguntará cuál era tu título; te preguntará si hiciste tu trabajo con lo mejor de tu capacidad.
6. Dios no te preguntará cuántos amigos tenías; te preguntará cuanta gente te considera su amigo.
7. Dios no te preguntará en qué vecindario vivías; te preguntará como tratabas a tus vecinos.
8. Dios no te preguntará el color de tu piel; te preguntará por la pureza de tu interior.
9. Dios no te preguntará por qué tardaste tanto en buscar la salvación; te llevará con amor a tu casa en el cielo.
Mateo 6:33
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y tod
as estas cosas os serán añadidas.

 El Sabio

El sabio se mantiene alejado de la rivalidad,


de la codicia y de la confusión

producida por los deseos.


El sabio es feliz al vivir,

es bondadoso y armoniza con todos,

es sincero al hablar, equilibrado

y recto en el trabajo y en la vida.


Cuando acaba su obra, se retira oportunamente,

su respiración es fresca como la de un niño,

y busca siempre beneficiar a los hombres.


El sabio es difícil de comprender,

es cauteloso como quien atraviesa

un río en invierno,

prudente como quien tiene enemigos, reservado como el huésped de una casa,

sencillo como la madera, tranquilo como un valle

y profundo como las aguas de un lago.


El sabio posee poco

porque se ha olvidado de las cosas,

su presencia es modelo para todos los hombres.

No se muestra, por eso resplandece,

no se vanagloria, por eso sobresale,

no se exalta, por eso merece elogio,

es humilde y se mantiene íntegro.


Permanece independiente,

aunque viva rodeado de gloria y esplendor

nunca pierde la paz.


El sabio no es impetuoso,

y nunca pierde el dominio de sí mismo.


El sabio no ofende a nadie,

y nunca halla motivo para rechazar a nadie.


El sabio es aquel que se conoce a sí mismo,

que quiere conquistarse a sí mismo,

más que conquistar a otros.


El sabio, contemplado,

no parece digno de ser mirado,

oyéndolo, no parece digno de ser escuchado,

sin embargo, contiene en sí todas las virtudes.


El sabio parece que no hace nada y,

sin embargo, nada queda sin realizar.


El sabio hace del corazón de los demás

el suyo propio.

Con el bueno obra de forma buena,

con el malo obra de buena forma.


El sabio se parece a un niño,

nada ni nadie le daña.


El sabio se da cuenta de las cosas

que para los demás pasan inadvertidas,

y estima por igual las grandes y las pequeñas.


El sabio no combate, mas siempre vence,

y no teme a la muerte.


El sabio es, en fin, quien está en armonía

con la naturaleza.

El mejor sabio es quién está seguro que no lo es, y depende de aquel que es verdaderamente sabio…Dios.
Y Faraón dijo a José: Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay nadie tan prudente ni tan sabio como tú. Genésis 41:39
¡Si tan sólo fueran sabios y entendieran esto, y comprendieran cuál será su fin! Deuteronomio 32:29


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