Sus vecinos y los que lo
habían visto pedir limosna decían: ¿No es éste el que se sentaba a
mendigar? Juan 9.8
Hermosa historia en la que encontramos a alguien que tuvo una
experiencia que le cambió la vida con la presencia de Jesús. Antes de estar
cara a cara con Él era de una manera, pero después de estarlo ya fue de otra.
Como él, nosotros “solíamos” ser aquello y ahora somos... otra cosa. Hay un
gran significado envuelto en esa palabra “solía.” Describe la acción o la
relación de sucesos que eran hechos repetidamente, o que existieron tiempo atrás, en el pasado. Lo que estaba en el pasado.
El hombre de esta historia, en su
ceguera, solía sentarse a mendigar, y ahora... ya no es ni ciego ni mendigo.
Ahora y después, en el futuro, él puede contarle a la gente lo que solía ser y
hacer antes de estar cara a cara con Jesús, puede contarle a la
gente cómo Jesús cambió su vida y cómo ve las cosas ahora, en el presente.
Una vez que la gente escuche las historias sobre su pasado, podrá ver las evidentes diferencias con el presente. Será visto como un hombre cambiado.
Todos tenemos un pasado lleno de cosas que hicimos, además de lo
que fuimos, cosas que no son ni buenas ni saludables. Y debemos preguntarnos cómo
contaremos estas historias y las palabras que usaremos para ello. Es una
interrogante cómo ve la gente nuestro pasado en comparación a nuestro presente.
¿Cómo expresaremos nuestras historias? Podemos decir, “solía emborracharme y
pelearme”, o “solía acostarme con cualquiera” o “solía herir a los demás por mi
egoísmo” ¿Podemos usar la palabra “solía” para las cosas negativas de nuestro
pasado, cuando esas cosas aún están aconteciendo?