sábado, 12 de abril de 2014

¿Cree usted en la vida después de la muerte?

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3;36
La posibilidad científica de vida después de expirar físicamente, tuvo, últimamente, un nuevo punto de discusión, cuando el catedrático de neurobiología de la Universidad de Amsterdam, Dick Swaab, afirmó que las experiencias espirituales cercanas a la muerte, son fruto de una anomalía cerebral.
En el documento que contiene esta declaración, asegura que, “la luz al final del túnel", que muchos pacientes aseguran haber visto en el umbral de la muerte, es fruto de la falta de riego sanguíneo en el globo ocular, que les hace perder la visión periférica a los pacientes y, como consecuencia, vislumbran tan sólo una luz en el centro del ojo.

Y acerca de la sensación de “flotar” fuera del propio cuerpo, el neurólogo la atribuye a que una parte del cerebro, “la zona del giro angular, responsable de la sensación del equilibrio, no tiene suficiente oxígeno".
Swaab dirige un equipo de investigación en el Instituto Holandés de Neurociencias. Durante sus investigaciones, provocó la falta de estímulo a la misma zona cerebral en pacientes conscientes, los cuales también experimentaron la idéntica sensación de verse desde fuera, “pero volvían a su lugar cuando acaba la falta de estimulación”.

Mas la opinión de muchos científicos, totalmente heterodoxos, nunca logrará conciliarse con lo que enseña la Biblia, sencillamente porque la Biblia no es un libro científico. Que usted crea o no en la existencia de vida después de la muerte, es un asunto de convicción, de acercamiento a Dios, de experiencia espiritual.

¿Por qué necesitamos confesar nuestros pecados, si ya han sido perdonados (1 Juan 1:9)? - Biblia

El apóstol Pablo escribió: “Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos Suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad, para alabanza de la gloria de Su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados, según las riquezas de Su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia.” (Efesios 1:5-8). Esto hace referencia a la salvación, cuando Dios ha tomado nuestros pecados y los ha quitado de nosotros. “Cuanto está lejos el oriente del occidente. Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen.” (Salmo 103:12-13). Este es el perdón "judicial" que Dios nos da al recibir a Su Hijo Jesucristo. Todos los pecados pasados, presentes, y futuros son perdonados sobre sus bases legales, significando que no sufriremos el castigo eterno por nuestros pecados. Sin embargo, aún sufrimos las consecuencias del pecado mientras estamos aquí en la tierra, lo cual nos lleva de nuevo a la pregunta inicial.
La diferencia entre este pasaje y el verso 9 en 1 Juan, cap. 1, "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad",  es que Juan está hablando de lo que llamamos el perdón “familiar”, como el que hay entre un padre y un hijo. Por ejemplo, si le haces algo malo a tu padre, no cumpliendo con sus expectativas o reglas, la relación se afecta, pero aún eres su hijo. La relación se ve afectada hasta que tú admitas, reconozcas ante tu padre, que hiciste mal, y humildemente le digas que lo sientes. Pues lo mismo sucede con Dios; tu relación con Él se daña, hasta que tú, después, confiesas ese pecado. Entonces la relación ya es restaurada, al pedirle perdón. Este es el perdón “relacional.” Se pasa del familiar al relacional. 

El escritor que se soltó de Dios

“Instrúyeme, Señor, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón para temer tu nombre”. 
(Salmo 86: 11)

Fedor Dostoievski 3Fedor Dostoievski, célebre escritor ruso nacido en Moscú en 1821 y fallecido en 1881, fue condenado a prisión en 1849 por participar en actividades antigubernamentales. Se dice que, estando en la cárcel, tuvo acceso a la lectura del Nuevo Testamento, a través del cual reforzó su conocimiento, fe y amor en Dios. 
Después de 5 años de condena, Dostoievski regresó a la vida normal para seguir haciendo lo que tanto le gustaba: escribir. En su vida personal, por aquel entonces, su  pasión por lo espiritual empezó a resquebrajarse, porque el célebre intelectual llevaba aún consigo las secuelas de una infancia tormentosa, a causa de la relación con un padre déspota, a lo que se agregó la muerte prematura de su madre.  
Otros traumas posteriores fueron: la pérdida de su progenitor, torturado y asesinado por un grupo de campesinos; la muerte de su esposa, el deceso de su hermano, el fallecimiento de la primera hija en su segundo matrimonio, su adicción a los juegos de azar, el asedio de acreedores que le buscaban para cobrar viejas y nuevas deudas, y su enfermedad, la epilepsia.

De ahí que, como escritor, este autor de: “Recuerdos de la casa de los muertos”, “Crimen y Castigo”, Los hermanos Karamazov”… y otros, dejó un legado que le coloca entre los grandes de la literatura universal. 
Lamentablemente, como cristiano no adquirió verdadera relevancia; a pesar de los factores ya anotados, se perdió, y el “soltarse” de la mano de Dios le sumió en una vida vacía, angustiosa, y desgraciada, hasta los mismos días de su muerte.

La Salud Del Líder - Liderazgo

Aparentemente lleno de vitalidad. Con muchos planes, a granel. Proyectos interminables, noches de insomnio ante los compromisos y días ausentes de su hogar por la presión ministerial.
Hundía a veces su rostro entre sus manos, crispadas por las múltiples peticiones cotidianas. Le visité en su iglesia para unas conferencias y le vi caminar como un autómata.
Me pregunté qué le sucedía, pero no me atrevía a traspasar la línea de su privacidad. Fue su esposa quién se me acercó y me dijo: “Por favor, ore e intente hablar con mi esposo. No puede dormir de noche y tiene que tomar pastillas para poder medio dormir, pero no le hacen efecto, y durante el día anda como un sonámbulo y ya está perdiendo las facultades básicas diarias”.
Este clamor fue como un eco de miles de esposas de pastores, que pod
rían decir lo mismo.
La SaludEl Apóstol Pablo, curiosamente hablando de renovación en el capítulo 12 de Romanos versos 1 y 2, dice: “Les ruego, les suplico, les imploro por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio santo, agradable a Dios”. Un día, al leer este verso, me pregunté por qué Pablo habla de presentar el cuerpo. No menciona el espíritu o el alma, sino el cuerpo como un sacrificio a Dios.
Después de pensarlo y repensarlo, entendí que el Apóstol posiblemente estaba tratando de desmontar el pensamiento griego que había entrado en la Iglesia y que también, lamentablemente, ha invadido a la Iglesia de hoy y al liderazgo actual. El Pensamiento griego enseñaba que el cuerpo no era bueno, que lo bueno era el espíritu y el alma; el cuerpo era la causa de los problemas humanos.
El Pensamiento Griego enseñaba que, para estudiar un todo había que dividirlo en partes, mientras que el "pensamiento hebreo" muestra lo contrario. No, no lo puedes dividir. Necesitas presentarlo todo, como un todo. Por eso Pablo dice: Presenten a Dios el cuerpo, pero se entiende que junto con el espíritu y alma.
El Apóstol Juan lo expresa de esta manera: "Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente”. 3 Juan 1:2

Juicio o Misericordia

“La misericordia triunfa sobre el juicio”
Santiago 2.13 
Gusto de ver ver programas de TV que tienen que ver con el crimen, detectives y con ciencia forense. A través de la ciencia y la lógica, los crímenes son resueltos, a pesar de que haya pocas o muy pequeñas evidencias. Es entonces, ante la falta de las precisas evidencias, cuando comienza el trabajo de los detectives o especialistas, en recolectar la información y pruebas necesarias, para determinar qué sucedió exactamente. Y a menudo, esto conduce a la condena o liberación de los sospechosos. La verdad es que, resulta difícil hacer este trabajo manteniendo siempre una perspectiva objetiva. O sea, si yo encontrase, que la mayor parte de las evidencias señalan culpable a una persona o un grupo de personas, me sería difícil asumir que ellos quedaran impunes o sin condena. Es decir, si la evidencias indican quién es el culpable, éste debe ser castigado. Pero las cosas no siempre son así. A veces, los culpables se salen con las suyas, y otras, incluso reciben misericordia en vez de juicio.
En nuestras vidas nos convertimos en excelentes detectives y científicos forenses auto-proclamados, cuando dedicamos nuestro tiempo a buscar la culpabilidad de los demás. Nosotros o nuestros seres queridos, si somos heridos, queremos que se nos haga justicia. Buscamos pistas, encontramos evidencias, y hablamos con otros para recolectar información, con la esperanza de echar la culpa a la persona que lo merezca. Este proceso de encontrar al culpable puede ser agotador; siempre buscando a alguien que haya cometido un error o diga lo equivocado que estaba, desistiendo, entonces, de su inocencia. Y luego, cuando la culpa es evidente, o cuando parece evidente, exigimos justicia.