lunes, 8 de mayo de 2017

Si nuestra salvación es eternamente segura, ¿por qué la Biblia advierte tan severamente contra la apostasía?

Resultado de imagen de Si nuestra salvación es eternamente segura, ¿por qué la Biblia advierte tan severamente contra la apostasía?La razón por la que la Biblia nos advierte tan severamente contra la apostasía es porque la verdadera conversión es evaluada por la visibilidad de los frutos. Cuando Juan el Bautista estaba bautizando a la gente en el río Jordán, él les advirtió a los que pensaban que eran justos, “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:7-8). Jesús advirtió a aquellos que lo estaban escuchando mientras predicaba el Sermón del Monte, que cada árbol es conocido por su fruto (Mateo 7:16), y que todo árbol que no produce buen fruto será cortado y echado al fuego (Mateo 7:19).

El propósito de estas advertencias no es lo que alguna gente llamaría como “creencia fácil.” En otras palabras, el seguir a Jesús es más que decir que eres un cristiano. Cualquiera puede afirmar que Cristo es su Salvador, pero los que realmente son salvos producen fruto visible. Uno puede preguntar, “¿Qué se quiere decir por fruto?” El más claro ejemplo del fruto cristiano se encuentra en Gálatas 5:22-23, donde Pablo describe el fruto del Espíritu (Santo): amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza. Hay otros tipos de fruto cristiano (tales como la oración, el ganar almas para Cristo, etc.), pero esta lista nos provee con un buen resumen de actitudes cristianas. Los verdaderos creyentes manifestarán estas actitudes en sus vidas de manera creciente, mientras progresan en su caminar cristiano (2 Pedro 1:5-8).

Los verdaderos discípulos son estos que dan fruto, quienes tienen la garantía de eterna seguridad, y quienes serán preservados hasta el fin. Hay muchas Escrituras que señalan esto. Romanos 8:29-30 traza la “Cadena Dorada” de salvación, al señalar que aquellos que fueron conocidos desde antes por Dios, fueron predestinados, llamados, justificados, y glorificados; no hay ningún eslabón suelto a lo largo del camino. Filipenses 1:6 nos dice que la obra que Dios comenzó en nosotros, Él también la terminará. Efesios 1:13-14 enseña que Dios nos ha sellado con el Espíritu Santo como garantía de nuestra herencia hasta que la poseamos. Y Juan 10:29 afirma que nadie puede arrebatar las ovejas de Dios de Su mano. Hay muchas otras Escrituras que dicen lo mismo: los verdaderos creyentes están asegurados eternamente en su salvación. 

La persona que niega el pecado

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:9)                    
Atendiendo a su etimología, la palabra confesar significa “pedir perdón”, pero no es así exactamente. La obra que realizó Cristo en la cruz por nosotros ya hizo todo lo que era necesario para perdonarnos. Lo que Dios quiere que hagamos es que examinemos la acción del pecado y que lo llamemos como Él lo llama. Estar de acuerdo con Dios sobre esto; eso es lo que significa la palabra confesar. La última parte de la palabra (fesar) viene de una raíz que significa “decir”, y con significa “con”. “Decir con Dios” lo que Él dice acerca de algo es confesar el pecado. Hay una canción popular que se oye a veces en los círculos cristianos: “Si fui motivo de dolor, oh Cristo; si por mi causa el débil tropezó; si en tus pisadas caminar no quise, perdón te ruego, mi Señor y Dios”. Esto no es una confesión completa. No diga usted “si...” (condicional), diga: “Señor, he causado al débil tropezar; no quise en tus pisadas caminar”. Eso es confesar, estar de acuerdo con Dios. 
La limpieza no se basa en la misericordia de Dios o en Su amabilidad o Su amor o, después de todo, Su capricho; se basa en la obra de Jesucristo. Sobre esta base Dios es fiel y justo para perdonar, y sería totalmente injusto si se negase a perdonar a un pecador penitente. Dios mismo sería malvado si se negase, sobre la base de la obra de Cristo, a perdonar al pecador arrepentido. Así es como podemos sentirnos seguros de la limpieza que se produce cuando estamos de acuerdo con Dios acerca de estas cosas.
Siempre que somos conscientes de haber seguido una reacción carnal, detengámonos de inmediato y estemos de acuerdo en nuestros corazones con Dios acerca de ello, de modo que podamos experimentar de nuevo esa maravillosa limpieza, esa limpieza fiel y justa en nuestras vidas que nos purifica “de toda maldad”.

7 Pasos para que tu Oración sea Respondida

1.  Fe en Dios y su palabra –

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6

2.   Pureza de vida y un corazón sincero –

“Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado. Mas ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica. Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.” Salmo 66:18-20
“Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” Isaías 59:2

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3.  Disposición a aceptar la Voluntad de Dios –

“Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.” Mateo 26:42
“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.” Filipenses 4:11

4.  Confianza en el Poder de Dios –

“Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.” Marcos 11:24
“Porque nada hay imposible para Dios.” Lucas 1:37

5.   Estar en armonía con las otras personas –

“Por tanto, si traes tu ofrenda a altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.” Mateo 5:23-24
“Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” 1 Pedro 3:7

6.   Tener compasión para los necesitados –

“El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará, y no será oído.” Proverbios 21:13

7.   Obediencia a la voz del Señor –

Entonces me llamarán, y no responderé; Me buscarán de mañana, y no me hallarán.” Proverbios 1:28 
Cuando vivimos según la Palabra de Dios y buscamos estar en armonía con los demás, hermanos, podemos esperar que nuestras oraciones sean respondidas.

La fe y la oración secreta

Resultado de imagen de La fe y la oración secreta«Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán». Marcos 11: 24, NVI
La fe verdadera demanda la bendición prometida y se aferra a ella antes de que se haga realidad y poder sentirla. Hemos de elevar nuestras peticiones al lugar santísimo con una fe que dé por recibidos los beneficios prometidos y los considere ya suyos. Tenemos que creer, pues, que recibiremos la bendición, porque nuestra fe ya se apropió de ella, y, según la Palabra, es nuestra. «Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán» (Marcos 11: 24, NVI). Esto es fe sincera y pura: creer que recibiremos la bendición aun antes de recibirla en realidad. Cuando la bendición prometida se hace realidad y se disfruta, la fe ya no tiene valor. Pero muchos, errados, suponen que tienen una gran fe cuando participan del Espíritu Santo en forma destacada, y que no pueden tener fe a menos que sientan el poder del Espíritu. Estas personas confunden la fe con la bendición que nos llega por medio de ella. Precisamente, el tiempo más apropiado para ejercer la fe es cuando nos sentimos privados del Espíritu. Cuando parecen descender densas nubes sobre la mente, es cuando se debe dejar que la fe viva atraviese las tinieblas y disipe las nubes. La fe verdadera se apoya en las promesas contenidas en la Palabra de Dios, y únicamente quienes obedezcan a esta Palabra pueden esperar que se cumplan sus gloriosas promesas.
Debemos orar mucho en secreto. Cristo es la vid, y nosotros los pámpanos. Y si queremos crecer y dar frutos, tenemos que absorber continuamente savia y nutrición de la Vid, porque separados de ella no podemos hacer nada.

domingo, 7 de mayo de 2017

Cristo, el siervo que sufrió

Comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del hombre padecer mucho, ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, ser muerto y resucitar después de tres días. Marcos 8:31

El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Marcos 10:45

- Evangelio según Marcos -
Inline image 1Es el más corto y el más condensado de los cuatro evangelios. En él se mencionan más las obras de Jesús que sus palabras. Desde el principio Marcos habla del servicio del Señor. La expresión “luego” aparece con mucha frecuencia, subrayando el compromiso incesante de Jesús en su servicio.
Marcos presenta a Jesús como el Siervo perfecto. No solo es el Rey prometido a Israel, como lo revela Mateo, sino también el verdadero Siervo de Dios (ver Isaías 42:1-9; 49:1-6; 52:13-15; Zacarías 3:8). No es el siervo de los hombres, sino de Dios. Sin embargo, su servicio a Dios se cumple sirviendo a los hombres; de este modo da a conocer la bondad y la misericordia divinas.
Jesús también es el Siervo que sufrió. En este evangelio, los sufrimientos y la muerte de Jesús ocupan mucho lugar. El Señor Jesús habló cuatro veces a sus discípulos de los sufrimientos por los que debía pasar: Está escrito del Hijo del Hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada”. “Le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará” (Marcos 9:12; 10:34, ver también capítulos 8:31; 9:31). Según sus propias palabras, “no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.
Un rescate es el precio que hay que pagar para que los cautivos puedan ser liberados. Jesús anunció que iba a morir en lugar de aquellos que creían en Él, para liberarlos de la esclavitud de Satanás y del pecado.

Un joven trabajador

«Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió; viene la noche cuando nadie puede trabajar». Juan 9: 4, NBD

La vida de Cristo demuestra a todo joven, que una vida de trabajo y obediencia favorece la formación de un buen carácter moral, principios firmes, fortaleza de propósito, conocimientos sólidos y elevados logros espirituales.
Imagen relacionadaEn la vida laboriosa de Cristo, no había momentos de ocio que invitaran a la tentación. No había horas inactivas que prepararan el camino para las compañías malsanas. En cuanto le era posible, cerraba la puerta al tentador. Ni la ganancia ni el placer, ni los aplausos ni la censura, podían inducirlo a consentir un acto pecaminoso. El Señor Jesús era juicioso para discernir el mal, y fuerte para resistirlo. 
La mayoría de los jóvenes de hoy manifiesta amor por los entretenimientos excitantes que son nocivos para un óptimo desarrollo físico e intelectual. Estos entretenimientos malogran la serenidad y tienden a provocar desequilibrio emocional, puesto que la mayor parte del tiempo la mente está sobreexcitada; y poco después resulta intoxicada por las diversiones que desea, lo cual la incapacita para la reflexión profunda y el estudio.
En cambio, el Salvador no quería ser deficiente ni siquiera en el manejo de las herramientas. Fue excelente como obrero, como lo fue en carácter, y con su ejemplo, nos enseñó que es nuestro deber ser laboriosos, y que nuestro trabajo ha de cumplirse con exactitud y esmero, pues hacerlo así es honorable.
El oficio que enseña a la gente a ser útil, y prepara a los jóvenes para llevar sus responsabilidades en la vida, proporciona vigor físico y desarrolla la facultad humana.
Dios nos asignó el trabajo como una bendición, y solamente el obrero diligente halla en él el verdadero sentido y el gozo de la vida.

Mañana Será Mejor

Unos cuantos años antes de que el huracán Katrina azotara Nueva Orleans, un costoso y nuevo automóvil se detuvo en la cima del Puente del Río Mississippi, y un caballero se bajó del mismo luciendo una vestimenta muy costosa.
Se encaramó sobre el barandal y también por debajo del puente, hasta una plataforma sita debajo de la calzada preparándose para saltar. Los coches comenzaron a detenerse y el tráfico se amontonó en kilómetros. La policía llegó con los bomberos, ministros y profesionales de salud mental.
Resultado de imagen de Mañana Será MejorComenzaron a hablar al hombre y a pedirle que no saltara. Le dijeron que posiblemente no muriera; que se le romperían todos sus huesos y quedaría paralizado toda la vida. Como 800 metros atrás, en el tráfico estancado, había un viejo camión con cortadoras de césped, rastrillos y palas. Un viejo jardinero se bajó de su camión y caminó hasta donde estaba reunida la multitud.
Se abrió paso entre la gente, miró hacia abajo y le gritó al hombre en el borde: “Oiga, tengo que llegar a mi trabajo; salte o bájese del puente. Si decide no saltar, ¡mañana va a ser mejor!”
Con eso, el hombre subió de regreso al puente. La policía lo esposó y le pusieron en el asiento trasero del coche policial. El jardinero caminó de vuelta a su camión esperando que se moviese el tráfico.
Entonces, un ministro le preguntó a un bombero: “¿Quién era ése?” El bombero le contestó: “¡No sé, dijo que tenía que ir a trabajar!”
La policía informó a la prensa que de camino al hospital el hombre siguió repitiendo una y otra vez: “Mañana será mejor”.
Uno necesita ver un futuro para tener uno.
“No es lo que no sabemos lo que nos lastima más; es lo que pensamos que sabemos, ¡aunque no sea cierto!”

¿Nos conoceremos en el Cielo?

El pastor y misionero Juan Bueno, en su libro “Consultorio del alma”, responde a la pregunta que todo cristiano se hace cuando pierde un ser querido. ¿Nos conoceremos en el Cielo?

paisaje cielo, eclesiastés, cielo, nos conoceremos en el cieloHace cuatro años falleció un hermano mío, y su muerte aún me causa tanto dolor y tristeza que no puedo olvidarlo. He llorado mucho y me gustaría saber si en el cielo conoceremos a nuestros seres queridos. ¿Qué dice la Biblia acerca de eso, hermano?
- Cuando un ser querido se nos adelanta en ese camino… queda dolor y un vacío que nadie puede llenar. Y aunque ya hace cuatro años de la muerte de su hermano, permanece en usted esa tristeza. Con sobrada razón, entonces, tiene usted la preocupación de saber si en el cielo vamos a conocer a los que hemos amado en esta vida.
Sobre esto, el apóstol Pablo escribe:
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza” (1 Tesalonicenses 4:13).
Es decir, que si su hermano aceptó a Cristo como su Salvador, él es salvo y no hay motivo para entristecerse mucho. Cierto es que, la ausencia de un ser querido nos quita la alegría de ver su rostro y escuchar su voz, pero no nos quita el gozo de saber que muy pronto lo veremos y oiremos.

sábado, 6 de mayo de 2017

Las Puertas de Mi Vida

Hoy abro la puerta a Jesucristo.
Hoy abro las puertas de mi vida y de mi corazón a ti, mi Jesús; hoy me confieso impotente
para seguir, no sé a donde voy pero Tú sí lo sabes.
Hoy me rindo, y solo Tú Mi Amado Señor, sabes bien qué es lo mejor.

Sana Señor cada área de mi vida. Llévame de tu mano en cada instante de mi vida y purifícame con tu sangre preciosa.
Quiero Ir contigo al vientre de mi madre.

Cada momento de mi gestación, cada dolor, cada rechazo y herida,
que con un soplo del Espíritu Santo me des vida, vida de amor en ti.

Libera mi infancia, devuélveme mi sonrisa de niño, sana mis traumas, mis momentos de
dolor y abandono. Abusos que cometieron en mí.

Sana mi soledad y mis carencias.
Que estos espacios vacíos sean cubiertos con tu amor
Sana mi juventud.

Libérame de mis adicciones, del libertinaje, de lo que no me puedo perdonar, del daño que me hice a mí mismo.
De no luchar por mis hermanos, de mis vicios lávame con tu sangre, quiero ser joven en ti. Toma mi vida en tus manos, transfórmala con tu gran amor, libérame del egoísmo, del orgullo, de la soberbia, de la depresión, de los espejismos que me ofrece el mundo. 

Hoy solo quiero seguirte a ti, que me has sacado de la oscuridad y me llevas a la luz.