domingo, 7 de mayo de 2017

Mañana Será Mejor

Unos cuantos años antes de que el huracán Katrina azotara Nueva Orleans, un costoso y nuevo automóvil se detuvo en la cima del Puente del Río Mississippi, y un caballero se bajó del mismo luciendo una vestimenta muy costosa.
Se encaramó sobre el barandal y también por debajo del puente, hasta una plataforma sita debajo de la calzada preparándose para saltar. Los coches comenzaron a detenerse y el tráfico se amontonó en kilómetros. La policía llegó con los bomberos, ministros y profesionales de salud mental.
Resultado de imagen de Mañana Será MejorComenzaron a hablar al hombre y a pedirle que no saltara. Le dijeron que posiblemente no muriera; que se le romperían todos sus huesos y quedaría paralizado toda la vida. Como 800 metros atrás, en el tráfico estancado, había un viejo camión con cortadoras de césped, rastrillos y palas. Un viejo jardinero se bajó de su camión y caminó hasta donde estaba reunida la multitud.
Se abrió paso entre la gente, miró hacia abajo y le gritó al hombre en el borde: “Oiga, tengo que llegar a mi trabajo; salte o bájese del puente. Si decide no saltar, ¡mañana va a ser mejor!”
Con eso, el hombre subió de regreso al puente. La policía lo esposó y le pusieron en el asiento trasero del coche policial. El jardinero caminó de vuelta a su camión esperando que se moviese el tráfico.
Entonces, un ministro le preguntó a un bombero: “¿Quién era ése?” El bombero le contestó: “¡No sé, dijo que tenía que ir a trabajar!”
La policía informó a la prensa que de camino al hospital el hombre siguió repitiendo una y otra vez: “Mañana será mejor”.
Uno necesita ver un futuro para tener uno.
“No es lo que no sabemos lo que nos lastima más; es lo que pensamos que sabemos, ¡aunque no sea cierto!”
La historia nos confronta con dos verdades muy interesantes: por un lado, la vida en sí misma es sencilla, pero somos nosotros los que la complicamos. Por otro, que cuando nos atrevemos a hacer algo por los demás, el impacto puede ser realmente poderoso… ¡pero solo si damos el paso al frente!
Si nuestra vida se complica demasiado, es tiempo de recurrir al Autor y Consumador de todas las cosas, al Señor Jesucristo, y recibir de parte suya, no solo una visión y perspectiva renovada y transformada de la vida, sino también la gracia y el poder sobrenatural para poder vivirla en plenitud.  De paso, descubriremos que esa gracia y poder nos habilitarán para intervenir, aunque de formas aparentemente sencillas, en las vidas de otros para bendición.  

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