miércoles, 4 de marzo de 2020

Dios nos juzgará

Hay dos juicios separados. 
El primero, el de los creyentes. Estos son juzgados en el Tribunal de Cristo (Romanos 14:10-12). Cada creyente dará cuenta de sí mismo, y el Señor juzgará las decisiones que tomó, incluso las relativas a cuestiones de conciencia. Las acciones juzgadas en este juicio no determinan la salvación que es solo por la fe (Efesios 2:8-9), sino que es el tiempo en el que los creyentes deben dar cuenta de sus vidas en su servicio para Cristo. 

Nuestra posición en Cristo es el "fundamento" mencionado en 1 Corintios 3:11-15, y lo que usamos para edificar sobre ese fundamento es: 
No hay ninguna descripción de la foto disponible.a) el "oro, plata y piedras preciosas " de las buenas obras en el nombre de Cristo, la obediencia y la utilidad. Todo ello como un dedicado servicio espiritual para glorificar a Dios y edificar a la Iglesia. 
b) O la "madera, heno y hojarasca" de la actividad inútil, frívola, y superficial, sin valor espiritual. El Tribunal de Cristo revelará esto.

El oro, plata y piedras preciosas en las vidas de los creyentes sobrevivirán al fuego purificador de Dios (verso 13), y los creyentes serán recompensados en base a esas buenas obras, es decir, cómo fielmente servimos a Cristo (1 Corintios 9:4-27), cómo obedecimos la Gran Comisión (Mateo 28:19-20), cómo fuimos victoriosos sobre el pecado (Romanos 6:1-4), cómo controlamos nuestras lenguas (Santiago 3:1-9), etc. Habremos de dar cuenta por nuestras acciones, si eran verdaderamente indicativas de nuestra posición en Cristo. El fuego del juicio de Dios quemará completamente la "madera, heno y hojarasca" de las palabras que hablamos y las cosas que hicimos, que no tuvieron ningún valor eterno. "De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí." (Romanos 14:12).


El segundo juicio es el de los incrédulos, que serán juzgados en el juicio del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15). Este juicio no determina la salvación,... tampoco, ya están perdidos. Todos en el Gran Trono Blanco son incrédulos que han rechazado a Cristo en vida y, por tanto, ya están condenados al lago de fuego. Apocalipsis 20:12 dice que los incrédulos serán "juzgados por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras." Aquellos que han rechazado a Cristo como Señor y Salvador serán juzgados solo según sus obras, y dado que la Biblia nos dice que "por las obras de la ley nadie será justificado" (Gálatas 2:16), serán condenados. Ninguna cantidad de buenas obras y obediencia a las leyes de Dios son suficientes para expiar el pecado. Todos sus pensamientos, palabras y acciones serán juzgados contra el estándar perfecto de Dios, y hallados deficientes. No habrá ninguna recompensa para ellos, solo eterna condenación y castigo.


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