domingo, 26 de julio de 2020

Los dos cimientos

A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa; pero no cayó, porque estaba cimentada sobre la roca. 26 Pero a cualquiera que me oye estas palabras y no las practica, lo compararé a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. 27 Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.»
28 Cuando terminó Jesús estas palabras, la gente estaba admirada de su doctrina, 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Mateo 7:24-29
En el texto Jesús nos enseña que hay dos tipos de personas con relación al acercamiento a la Palabra de Dios: aquellos que la escuchan y la ponen en práctica, y aquellos otros que solo escuchan.
Este pasaje clausura el famoso sermón del Monte y finaliza autoritariamente el gran mensaje predicado, con una conclusión tan obvia como pertinente: "de nada sirve escuchar todo este mensaje si no lo pones en práctica".
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Los cristianos de hoy debemos recordar este mensaje pequeño pero significativo: de nada sirve escuchar predicaciones, ir a la iglesia y cumplir aparentemente con las “obligaciones” cristianas, si en nuestro hogar y en nuestro día a día no vivimos de acuerdo con el mensaje del Evangelio. Esto nos recuerda el mensaje de Santiago cuando en su carta exhortaba a los cristianos: “Pero sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” Santiago 1:22
De igual forma, hallamos un punto de similitud entre este pasaje con la parábola del sembrador; comparar ambas historias nos puede ayudar a interpretarlo de una mejor manera. En el libro de Mateo, cuando Jesús explica a sus discípulos su afamada parábola, dice que la buena tierra es “el que oye y entiende la Palabra, y da fruto". Claramente podemos relacionar este texto con el que “me oye estas palabras, y las hace”. De igual forma, podemos comparar el resto de los terrenos de la parábola del sembrador, con el que “me oye estas palabras y no las hace”
Se puede afirmar que hay una similitud y una diferencia fundamental entre los dos tipos de hombres a los que Jesús hace referencia. La similitud es que ambos escuchan la Palabra, y la diferencia es que uno la aplica y el otro no.
¿Por qué las personas no obedecen la Palabra de Dios? ¿Por qué alguien querría construir su casa sobre la arena? Ciertamente se puede afirmar que muchos han escuchado la Palabra y tienen conciencia de lo que es correcto e incorrecto ante los ojos de Dios; y para aquellos que no han escuchado el evangelio de Jesucristo, el apóstol Pablo enseña que no tienen excusa, pues Dios se hace evidente en su creación para que todos tengan noción de lo bueno y de lo malo. Esto podemos entenderlo, ya que, sin importar la religión y la raza, en el desarrollo humano la ética y la moral han sido parte constante de su desarrollo e historia.
Ahora bien, volviendo a la pregunta, ¿por qué alguien decide no obedecer la Palabra?, la respuesta la encontramos en la parábola del sembrador, y su consecuencia en el texto de los dos cimientos; causa y consecuencia, en dos textos hermosos que nos aclaran la manera en la que debemos acercarnos a la Palabra.
Existen 3 razones por las que pasa esto según la escritura: las mentiras del enemigo, el engaño de las riquezas y las dificultades de la vida.
Unas personas no se acercan a Dios porque el diablo ha engañado sus mentes para no acercarse al evangelio, y sumirlos en la oscuridad de la idolatría, el egocentrismo, la duda, la incredulidad o el temor. Otras personas simplemente ven con mayor fulgor la gloria de este mundo y el deseo de adquirir posesiones materiales. Por último, hay personas que no están dispuestas a renunciar a su antigua manera de vivir, a sufrir dificultades por causa de seguir a Cristo, y que las dificultades de la vida les han apartado del camino.
Todos estamos construyendo nuestra vida. En ella, la palabra de Cristo es la fuente de toda sabiduría espiritual y firme fundamento sobre el que construir.
Tarde o temprano, estos tres enemigos tocarán la puerta de nuestro corazón y buscarán destruir lo que hemos recibido. Llama la atención que, así como son 3 caminos equivocados en la parábola del sembrador (junto al camino, entre espinos y en pedregales), también son 3 dificultades contra nuestra casa en la historia de los dos cimientos (lluvia, ríos y vientos).
El diablo nos atacará y nos dirá que estamos perdiendo el tiempo, que la vida es una sola y hay que vivirla a nuestra manera, y que no podemos creer en lo que no vemos; el mundo buscará atraernos con el afán de tener una buena vida y un buen estatus económico; y viviremos dificultades en esta vida, mayormente por seguir a nuestro Señor Jesucristo. La diferencia estriba en nuestra respuesta a estos enemigos y si estamos poniendo en práctica o no la enseñanza recibida.
Las lluvias, los ríos y los vientos tocaron la vida de esas personas sensatas e insensatas. Todos viviremos este tipo de dificultades, y si mantenemos firme la profesión de nuestra fe, estaremos seguros y nada podrá quitarnos el galardón celestial; pero si no construimos nuestra vida sobre el único fundamento estable de esta existencia, nuestro destino será una “grande ruina” que hace referencia a aquella caída de la que no se puede levantarse, esas lágrimas que no se secan.
El pecado tarde o temprano llevará a la “grande ruina”, que puede hacer referencia a situaciones en esta vida a consecuencia del pecado, o al tormento al que Jesús hace referencia cuando dice “Allí será el lloro y el crujir de dientes”.
No nos equivoquemos, y tampoco podemos alegrarnos con el mal de los no creyentes, ni dudar de la justicia de Dios al ver que prosperan en lugar de nosotros. Debemos amarlos, amarlos lo suficiente para disfrutar con su bien como si fuera el nuestro, y anhelar que encuentren el tesoro del Reino de Dios pues esta vida no es más que un respiro, un hálito temporal; esto no son los 100 metros, sino la maratón, la carrera es larga y el galardón es para los ganadores.


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