domingo, 26 de julio de 2020

Buscando al Señor

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.” (Jeremías 29:13)

No dejemos nunca de buscar a Dios en nuestra vida.

Si nos acostumbramos a que por el hecho de ser creyentes, se nos supone el tener fe, corremos el riesgo de olvidarnos de buscar a Dios continuamente; porque en la vida del cristiano nunca es completa la búsqueda de Dios. No debemos pensar que ya hemos llegado y ya lo conocemos, como si fuera posible que nosotros comprendiéramos de entrada el misterio divino.
22 Versículos de la Biblia sobre la Búsqueda - DailyVerses.net
Toda nuestra vida debe ser un aprendizaje de cómo ser hijos de Dios. Con nuestro bautismo no alcanzamos la meta, sino que comenzamos la carrera. En la que lo que perseguimos no es la gloria, sino el conocimiento y el amor de Dios. Por eso, todos los días tenemos que estar pendientes de la manera de encontrarlo y estar en su presencia. (1 Crónicas 16:11)
Como nuestra naturaleza tiende al pecado, debemos luchar contra ella. Es un combate diario, en el que no podemos dejar pasar la ocasión de buscar la ayuda del Espíritu Santo. De lo contrario, los placeres y las tentaciones del mundo nos llevarán poco a poco a alejarnos de Dios. Ése es el motivo por el que debemos buscar a Dios continuamente, porque de lo contrario podemos perder el regalo de la fe.
La búsqueda de Dios significa estar sedientos de su presencia en nuestra vida. Que cada minuto estemos pensando en Él y en cómo ser mejores hijos suyos. De este modo lo estaremos encontrando a cada segundo, y cumpliendo el propósito para el que fuimos creados. Esto es darle gloria a Dios con nuestra existencia, y anunciar al mundo sus maravillas.
Vivamos en oración continua (1 Tesalonicenses 5:17)
La forma más simple de estar en la constante búsqueda de Dios es la oración. Por medio de un diálogo sincero y filial podemos estar en la presencia de Dios continuamente. Porque elevar nuestro pensamiento hacia Él significa alejarnos de todo aquello que nos aparta de su amor. Y es más difícil que las tentaciones tengan lugar en nuestro corazón, si antes lo llenamos de la presencia de Dios.
Por este motivo debemos practicar la oración continua. No es algo imposible, pero sí algo que requiere esfuerzo y la ayuda de Dios. Somos débiles y abandonamos las cosas de la vida espiritual muy fácilmente. Pero el Espíritu Santo quiere habitar en nosotros y ayudarnos a elevar nuestra mente a Dios.
Desde el principio de la mañana, nuestro primer pensamiento debe ser Dios. Qué me voy a poner, qué haré de cocinar, ése problema en el trabajo, y otras cosas que nos asaltan la mente no deben ser lo primero. Solo Dios y estar a su servicio. Oremos con fe cada mañana, postrémonos ante Él y ofrezcámosle nuestra vida y existencia porque son suyas de verdad. (Salmos 63:1)
Durante el día tenemos que pensar en Dios muchas veces. Cada acción que vayamos a hacer debe ser contrastada con el Evangelio. ¿Lo que estoy haciendo es conforme a las enseñanzas de Cristo? A fin de cuentas eso es ser cristiano. Procurar vivir de acuerdo a las enseñanzas de nuestro Maestro. Y esto es también oración, porque estaremos en diálogo con Dios pidiéndole luz para nuestro actuar.

Ayudemos a otros a buscar al Señor (Mateo 28:16-20).

Y no debemos buscar solos. Si muchos se dedican a buscar algo, es más fácil que lo encuentren. A pesar de ser una experiencia personal, la búsqueda de Dios en comunidad es muy importante. Porque de esa manera tendremos al Espíritu Santo entre nosotros, inspirándonos como a la primera comunidad de cristianos. (Salmos 9:10)
Por eso debemos ir a la iglesia con fe y alegría (Hebreos 10:25). Allí estarán la comunidad y el pastor, quienes nos ayudarán a encontrar a Dios en nuestra vida.

En definitiva

La búsqueda de Dios debe ser una preocupación constante. No debemos acostumbrarnos a que somos personas de fe. Porque podemos alejarnos de Dios si no estamos en su búsqueda día tras día. Solamente si lo buscamos podremos elevar nuestra mente hacia Él y encontrarlo en nuestro corazón.
Y en la oración continua está la clave de la búsqueda de Dios. Podemos practicarla siempre y cuando tengamos constancia y la ayuda divina. Desde el comienzo del día nuestro primer pensamiento debe ser Dios, para consagrarle nuestra existencia y tener su presencia. (Hebreos 11:16)
Si nos acercamos a la iglesia y buscamos a Dios en comunidad, será más fácil.

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