lunes, 13 de enero de 2020

Señor de los… ¿clavos?

Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace perfecto mi camino. Salmo 18;32.
Estaba entrando en mi coche, cuando el destello me llamó la atención: un clavo hundido en el costado de la rueda trasera. Traté de oír si el aire salía. Felizmente, el agujero estaba tapado; al menos, por el momento.
Mientras conducía hacia el taller de neumáticos, me pregunté: ¿Cuánto habrá estado allí ese clavo? ¿Días? ¿Semanas? ¿Cuánto tiempo estuve protegido del peligro, sin ni siquiera saber que existía?

A veces, podemos vivir suponiendo que tenemos todo bajo control. Pero ese clavo me recordó que no.
No obstante, cuando la vida parece fuera de control e inestable, tenemos un Dios en quien podemos confiar. En el Salmo 18, David lo alaba por su presencia sustentadora y por cuidarnos (versos 34-35), y confiesa: Dios es el que me reviste de poder y quien hace perfecto mi camino. Ensanchaste mis pasos debajo de mí, y mis pies no han resbalado (versos 32 y 36).

Personalmente, no soy de ir al combate como David; más bien, trato de evitar los riesgos innecesarios. Aun así, mi vida suele ser caótica, pero puedo descansar en saber que aunque Dios no promete evitarnos todas las dificultades, siempre sabe dónde estoy, adónde estoy yendo y con qué me encontraré. Él es el Señor de todo… aun de los "clavos" en nuestras vidas. 
Padre, te pido que recuerde siempre que conoces cada paso que tomo, y que confíe en tu ayuda para los posibles problemas que enfrente hoy.
¿Cuándo te protegió Dios de algo que ni siquiera sabías? ¿Cómo guardó tu camino y te ayudó a evitar el peligro?

No hay comentarios:

Publicar un comentario