martes, 19 de marzo de 2019

Si no fuera por tu cruz...

Gracias por tu único y perfecto sacrificio en la cruz, allí nos diste vida; derramaste tu preciosa sangre por toda la humanidad; muchos lloran, sufren, se entristecen, se acongojan por tu sacrificio, porque allí tuviste que sufrir, padecer y dejar tu vida por la humanidad. Pero la cruz es el gozo de tu iglesia amada, tu cruz nos sacó de nuestras tristezas, nos libró del pecado y de la muerte; es la paz, la alegría, la vida y la felicidad de tu pueblo santo.
Cuando reconocemos el sacrificio de Cristo para darnos vida, entendemos que hay un camino verdadero que transitar, que ese camino es el camino de la salvación, es el camino de la cruz, el camino en el que vamos abandonando nuestra vana humanidad, donde dejamos atrás el pecado que nos asedia y transitamos hacia la salvación y vida eterna.
En la Biblia leemos en: Hebreos 12:1-2 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio y se sentó a la diestra del trono de Dios”.
Resultado de imagen de Si no fuera por tu cruz...En este mensaje Dios nos habla del dador de la vida, Jesucristo, quien nos dejó ejemplo claro de fe y virtud en su ministerio, animando a su pueblo a no decaer y desfallecer a causa de las aflicciones presentes, y dándonos la seguridad de que podemos soportar toda aflicción, puestos los ojos en Él y no en las adversidades de la vida que son pasajeras.
Romanos 8:18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”.
Hay muchas hermanos en Cristo que se preguntan ¿Hasta cuando tendré que soportar esta cruz?; ¿hasta cuando tendré que sufrir el oprobio, la humillación, el dolor, la aflicción? ¿Será que Dios desvió su mirada de mí? Amado, en este día le digo que Dios nunca lo dejó, que Dios estuvo y estará siempre a su lado, que Dios es quien le está dando las fuerzas para seguir adelante y la sabiduría para soportarlo.
El Señor Jesús le dará la victoria. Nada de lo que está pasando está fuera de la voluntad de Dios; es lo que Él está usando para su crecimiento y su madurez espiritual. Mas cuando pase la tormenta de las aflicciones y el problema se disipe, comprenderá que todo fue un plan de Dios para su bendición.
Dios le hace vivir cada experiencia con un propósito, glorificar su vida; Él no es un Dios injusto, no es un Dios de castigo, tampoco es indiferente, y conoce su vida desde el principio hasta el final de sus días, para la eternidad junto a Él.
Las prédicas y mensajes cristianos nos enseñan que Jesús tuvo que pasar por el Calvario para clavar allí en la cruz todos nuestros pecados, nuestras debilidades y flaquezas, para darnos libertad, y en esa libertad quiere que ande su pueblo santo, viviendo en triunfo y en victoria; Colosenses 3:1-4 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, y no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”.
Las prédicas y mensajes cristianos nos enseñan que Jesús tuvo que pasar primero por la cruz para después resucitar en gloria. Jesús tuvo la satisfacción, que había de experimentar, de ver el fruto de su aflicción; ver la satisfacción de cada uno de nosotros, coherederos suyos, que peleamos la buena batalla de la fe, establecida en que sabemos que no somos nosotros los causantes de obtener la victoria sobre nuestras adversidades y aflicciones, sino que es Jesús, quién ganó la victoria en la cruz y nos la entregó a nosotros, 1 Timoteo 1:12 “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos” .
Si los hijos de Dios no pasan por la cruz primero, no pueden recibir la gloria de Dios sobre sus vidas. La cruz es amor, el amor a Dios, a sus semejantes, a su palabra, a su obra; sin amor no se podrá soportar la cruz, sin amor no se podrán negar a sí mismos, sin amor no podrán entregar completamente sus vidas a Cristo y su obra.
Las prédicas y mensajes cristianos nos enseñan que la cruz es muerte, lágrimas, dolor y aflicción; si alguien cree que no va a sufrir está errado. Cuando Jesús dice: Toma tu cruz y sígueme”, nos está diciendo: Miren que no es fácil el camino, pero podrán transitarlo tomados de mi mano, puestos sus ojos en Mí; sepan que van a ser perseguidos por causa de mi Nombre; cuiden su salvación porque serán tentados por el enemigo como Yo fui tentado; miren que en el mundo tendrán dolor y aflicción, pero confiad, Yo he vencido al mundo.
Jesús nos dice: Yo les daré las fuerzas para soportar, les daré la fuerza del búfalo y la unción del águila, volarán sobre las tormentas y las aflicciones de la vida, saldrán victoriosos en cada prueba y sufrimientos que tengan que afrontar. Isaías 40:29-31 “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas, correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.
Las prédicas y mensajes cristianos nos enseñan que Jesús en la cruz del Calvario dejó su vida, entregándola para la salvación de toda la humanidad. Cuando los verdaderos hijos de Dios llegan a la cruz del Calvario es para rendir sus vidas por completo a Dios, allí mueren sus emociones, viven por la palabra y las promesas de Dios, allí son crucificados en la cruz juntamente con Cristo, para resucitar en gloria; Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí, y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
Gálatas 6:14 “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo”.
En la cruz se debe dejar todo; deben vaciarse por completo para que solo Dios les llene completamente de su gloria, deben creerle y obedecerle en todo lo que Dios les manda, allí desaparecen las dudas, muere el “yo” que es la carne, mueren las fuerzas humanas, para vivir en la fuerza y el poder del Espíritu; la palabra de Dios nos dice: “Juntamente con Cristo crucificado”. Cristo es el que vive en sus vidas, es Él quien comienza a gobernar y dirigir guiándoles por su Santo Espíritu.
Cristo es el centro de sus vidas; Él dirige sus pensamientos hacia su palabra y a su obediencia, su Espíritu les ayudará a cumplirlo, Cristo es en ellos, y ya nunca más el hombre. ¡Gloria a Dios!, la muerte de la carne es la resurrección en Cristo Jesús para vivir en Él, por y para Él; Juan 12:24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”.
Quizá usted esté pasando por la cruz en estos momentos; entonces no abandone la carrera antes de recibir su bendición. Jesús, en su momento de crucifixión, se sintió solo, abandonado, pero era necesario para cumplir su misión. Jesús clamó al Padre a gran voz: Mateo 27:46 “Elí, Elí, ¿lama sabactani?, que significa Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 
Si está pasando por el desamparo, la soledad, o ya no oye la voz del Padre, y no entiende por qué debe pasar estos tiempos, ésta es una buena noticia: Está en el último tramo antes de que le sea entregada su victoria; recuerde a Jesús en el monte de Getsemaní, Él oraba al Padre: Mateo 26:39 Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú”. No es como usted lo quiere o se imagina, no es en su tiempo y a su forma o como usted cree; es como Dios quiere. Gloria a Dios. Solo su Padre Santo conoce el tiempo perfecto para entregarle la bendición, en Sus manos están sus tiempos.
Soportar la cruz es necesario para que pueda cumplir su misión; ningún ministerio tendrá si no pasa primero por la cruz. Dios le dio libertad; muchos ministerios nacen o mueren en la cruz, puede luchar por su ministerio o puede renunciar a él, Dios le da a elegir; en este día vuelve a llamar a su corazón y le hace recordar todas sus promesas.
Dios quiere cumplir Su propósito en su vida; la pregunta es: ¿Quiere usted ser el instrumento que Dios usará para cumplir Su propósito? ¿Quiere soportar la cruz, sacrificando su carne para vivir en gloria para Dios? 
Amado/a, recuerde que cuando haya pasado por la cruz, por el valle de lágrimas, dolor y muerte, resucitará en gloria, con el poder y la unción de su Santo Espíritu. El brillo y la gloria de Dios resplandecerá sobre su rostro y será usado para bendición de las almas, porque fue elegido desde antes del vientre de su madre, para que sea luz a las naciones y sal a la tierra.
Isaías 61:1-3 “El Espíritu de Jehová está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo el lugar de luto, manto de alegría en lugar de espíritu angustiado; y serán llamados, árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” .
Hagamos juntos esta oración de acción de gracias, entrega y amor al dador de la vida, nuestro Señor Jesucristo.
En tu cruz, amado Cristo, me diste la paz, el gozo de mi alma, la felicidad de cada día. Por tu cruz conocí el verdadero amor, mi mente abriste para darme tu revelación, mis ojos se abrieron para deleitarme cada día en las bellezas que tú Jesús junto al Padre crearon para mí. Por tu cruz recibí el perdón y la vida eterna desde el mismo día que te recibí en mi corazón, hasta que llegue a tu santa presencia, allí en mi morada eterna en los cielos.
Amo tu cruz amado Jesús, me aferro a ella cada día para gozarme de la inmensidad de tu amor por mí; solo Tú amado Cristo me regalaste la vida y tu amor eterno, mi Dios de gloria. Me escogiste desde la eternidad hasta la eternidad para amarte, obedecerte servirte, y me pusiste el gozo de la salvación en mi alma, y cada día puedo disfrutar de tu Santa presencia.

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