domingo, 15 de septiembre de 2019

Jesucristo, la revelación más excelsa de la gracia de Dios

Sin la gracia de Dios el cristianismo no es nada.  
Si quitamos la gracia
de la fe cristiana, la convertimos en otra religión pagana.

Si usted es de aquellos que está comenzando a dar sus primeros pasos en la fe, muy probablemente lo mejor es que comience a leer los Evangelios, los cuatro primeros libros del Nuevo Testamento. Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueron discípulos de Cristo, hombres que desarrollaron durante tres años de ministerio una camaradería íntima con Jesús. En todos nos quedamos maravillados ante las vivencias de la vida de Cristo, al ver que Jesús es una muestra viviente y real de la Gracia de Dios. 

Ejemplos tales como el de la mujer adúltera que todos quieren apedrear y matar en público por la infidelidad a su marido, mas la respuesta de Jesús es: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. Juan 8;11
También Jesús nos cuenta acerca de un padre que recibe a su hijo pródigo que ha desecho su herencia con prostitutas, y en rondas y parrandas con amigos perversos. Mas Jesús nos relata que el padre abre los brazos y hace fiesta, porque este era su hijo amado que estaba perdido y es hallado, estaba muerto y había revivido

Su gracia se expresa en la tolerancia, el amor, la sencillez y la humildad en todo tiempo.​ Es un Jesús compasivo, amigable y perdonador para los más despiadados pecadores de este mundo. Dios mismo, encarnado en la persona de Cristo, es amor y perdón para los más impíos de este mundo.

Otro ejemplo de esta gracia revelada se muestra al ver a Pedro estar hundiéndose en el mar por las fuertes olas y el viento. Aquel discípulo atrevido no tardó en clamar ¡Señor, Sálvame! Y allí estaba la mano de Jesús, lista siempre para ayudarlo y rescatarlo. Jesús, tendiendo la mano, lo agarró y le dice: ¡Hombre de poca fe!, ¿por qué dudaste? 

Cuando se acercaba la hora de su muerte comentó a sus discípulos, que llegaría la hora en la que Él sería entregado en mano de pecadores, y por ello les suplica que oren a Dios por Él. No tardaron en quedarse dormidos sus discípulos no solo una vez sino tres veces, lo que demuestra la tolerancia del Divino Maestro; tolerancia verdaderamente conmovedora.

Otro ejemplo, la tempestad arrecia y los discípulos se desesperan, cuando en esto despiertan a Jesús... ¿Maestro, no ves que perecemos?; pero el Señor con todo amor y paciencia calma la tempestad, tranquiliza a los vientos y hace gran bonanza. 

Resultado de imagen de pilato o pilatosLa gracia del Salvador no admite violencia o furor. Como cuando Pilato le exige pruebas y ejércitos valientes de sus seguidores. Entonces Jesús le responde: Mi reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, entonces mis seguidores pelearían para que yo no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí. Juan 18;36

Nuestra mente viaja inevitablemente de nuevo a la cruz, allí mismo: “donde todo lo pagó Cristo, quien por mí, libremente, derramó su sangre carmesí” como dicen las letras de un clásico himno de la cristiandad. 

Si el religioso y moralista de hoy no se siente de verdad un pecador e impío,

no podrá saborear plenamente la Gracia del Salvador.



El cristianismo se distingue de "otras religiones" precisamente porque encierra el mensaje de la gracia. Jesucristo es la suprema revelación de la Gracia de Dios. La Salvación es por gracia, y es precisamente la gracia de Dios la que gobierna y fortalece el vivir del cristiano. 

Nada puede compararse a este derroche de Gracia. Después de haber sido crucificado Jesús, que clavaran sus manos y pies sobre un madero, que pusieran una corona de espinas en su frente y que esperaran verlo morir desangrando, entonces La Gracia de Dios encarnada declara:

¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen! Lucas 23;34

¿Hay otro hombre en la historia al que le hayan hecho todo esto y que haya dicho tales palabras? 

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