La religión dice: “Haz”; Jesús dice: “Está hecho todo”.
La religión dice: “Esclavo”; Jesús dice: “Hijo”.
La religión esclaviza; mas Jesús liberta.
La religión da ceguera, pero Jesús da la vista.
¡Por esta razón la religión y Jesús son dos cosas diferentes!
Estatuas vivas en La Habana
Cuando la gente las ve todos se asombran, las rodean, se posan junto a ellas y se tiran las mejores fotos. !Qué divertido! Los turistas y los nativos del país se impresionan al contemplar estas estatuas vivientes hechas en barro, cal, piedra, cartón, etc., que parecen reales; pero no lo son.
Son personas que tratan de no mover ni una sola pestaña, que cumplen una misión, un trabajo; un duro esfuerzo para dar la imagen de una estatua. ¡Un espectáculo!
Mientras muchos se gozan y se admiran por su trabajo y toman fotografías, pocos se detienen a pensar en lo que están pasando estos actores. Son personas presas por su propia voluntad, atadas a sus atavíos, a sus decoraciones y a las pinturas de su piel, forzadas a una actuación dura y pesada.
Jesús dijo:
Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos, y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas. (Mateo 23:4-6).
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
(Gálatas 5:1)
La religión nunca producirá
un cambio genuino en el corazón humano, porque ella en sí misma es una forma de esclavitud.
Cristiano esclavizado
Esas estatuas vivientes pueden representar al cristiano que está preso e inmóvil, y forzado a la actuación. Que ha decidido esclavizar a su propia voluntad para cumplir así con una religión y hacer el intento de agradar al Dios que le "salva".
Su actuación es la ley a la que está sujeto, profesa la religiosidad para lograr un beneficio personal, cumple con un ritual, hace una danza religiosa, una jerga con un típico vestuario, es todo un paquete de cosas; pero sin dejar de ser todo esto un trabajo duro y pesado, que no deja de tener castigo y maldición. (Gálatas 3:10).
Jesús dijo:
!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad (Mateo 23:27 y 28).
Los cristianos esclavizados aceptan someterse a mil prisiones con tal de recibir lo que les falta. Quizá más misericordia y más perdón, tal vez más benevolencia del Dios que los observa y los castiga, con “amor”. O bien pudiera ser por obtener una buena reputación en el rebaño, la aceptación de otros hermanos de la iglesia, o el visto bueno de su propio pastor. Pero...
Cristiano libertado
Cristo dijo palabras muy fuertes a los judíos que habían creído en Él:
"Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres". (Juan 8:36).
Aquellos que hemos recibido el mensaje lleno del amor incondicional de parte del Salvador, ya no tenemos que actuar dura y pesadamente para beneficiarnos de todo el gozo que viene de parte del Redentor.
Este es el mensaje del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo quien se dio asimismo en sacrificio por amor a nosotros, aún cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, aún cuando ni siquiera lo amábamos o lo buscábamos. (Efesios 2:5, Mateo 5:17).
Dios mismo tomó la iniciativa y cargó la pesada carga de la estatua de la ley que teníamos como esclavos, para darnos vida, amor, libertad y la seguridad eterna de la salvación de nuestras almas. (Juan 10:28).
Conclusión
Los auténticos cristianos no tenemos que hacernos de un nombre, de una imagen, de una apariencia, de una forma de danzar en la congregación. No tenemos que llevar a cabo una religión forzada para ser como una estatua religiosa y ganar así aceptación.
Los hijos de Dios ya hemos sido acogidos en el seno de Dios de una manera maravillosa, e incomprensiblemente buscados, rescatados, redimidos, salvados y sellados por el poder del Espíritu Santo de Dios. (Efesios 1:13).
NO MÁS ESTATUAS, no más rigidez, no más inmovilidad, no más apariencias de piedad. Somos libres, abiertos, sencillos, flexibles, gente común y de pueblo.
¡Aleluya! Alguien ha ganado la batalla por nuestra justificación ante Dios, y es Aquel a quien llamamos nuestro amante y querido Salvador. ¡Consumado es!
No tenemos necesidad alguna de fingir para nada una apariencia religiosa o un manto de santidad. No tenemos que vivir forzados a una rigidez de liturgias religiosas, a un traje, o a una serie de frases para impresionar a los demás.
Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente,
porque: el justo por la fe vivirá. (Gálatas 3:11).
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