Hoy se predica poco de la cruz de Cristo y de la historia de la crucifixión; pero realmente el centro de la fe cristiana es la muerte y la resurrección de Cristo.
Muchos cristianos, de forma equivocada, piensan que sus pecados, faltas y culpas están aún a flor de piel, y que Satanás a menudo se los hecha en cara. Pero...
El sacrificio de Cristo Jesús en la cruz es suficiente para limpiarnos completamente de toda maldad. (Hechos 16:31).
Si el Espíritu Santo comenzara a revelarnos el verdadero mensaje de la Cruz del Calvario, estaríamos vislumbrando el gran misterio de la redención de Dios al hombre. El cristianismo no sería más un cúmulo de cosas por hacer, sino la maravillosa noticia celestial de lo que Cristo ha hecho por nosotros.
El mensaje de la cruz de Cristo es un mensaje agradable, y debe traer paz al corazón. Son las buenas nuevas de salvación, y es la noticia más hermosa que el hombre jamás haya recibido.
Una vez que se cree en ella, Dios, paulatinamente y a Su tiempo, comienza a hacer una obra profunda y transformadora en el creyente. Esto no sucede a la velocidad que queramos, sino al paso del Pastor de los pastores.
Jesús le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua
que salte para vida eterna. (Juan 4:13).
Este mensaje debe ser predicado: La cruz y nada más que la cruz es la manera de salvación de Dios al pecador. Es la obra De Dios la que cuenta y no la nuestra. El Hijo de Dios así lo ha declarado: ¡consumado, es!
Jesús nos ha limpiado con Su preciosa sangre de todos nuestros pecados, pasados, presentes y futuros. No más corderos, no más fuegos y no más obras:¡Consumado está!
Dios lo ha hecho todo, y ¿qué más podemos añadir al perfecto sacrificio de Dios? El cordero de Dios ha muerto por tus pecados y por los míos. Ha limpiado nuestros corazones de toda nuestra culpabilidad, y ha cargado sobre sus hombros el pecado de todos nosotros. (Véase Isaías 53).
Este mensaje debe ser predicado: La cruz y nada más que la cruz es la manera de salvación de Dios al pecador. Es la obra De Dios la que cuenta y no la nuestra. El Hijo de Dios así lo ha declarado: ¡consumado, es!
Jesús nos ha limpiado con Su preciosa sangre de todos nuestros pecados, pasados, presentes y futuros. No más corderos, no más fuegos y no más obras:¡Consumado está!
Dios lo ha hecho todo, y ¿qué más podemos añadir al perfecto sacrificio de Dios? El cordero de Dios ha muerto por tus pecados y por los míos. Ha limpiado nuestros corazones de toda nuestra culpabilidad, y ha cargado sobre sus hombros el pecado de todos nosotros. (Véase Isaías 53).
Al que no conoció pecado (Dios), por nosotros lo hizo pecado (a Jesús), para que nosotros (los pecadores) fuésemos hechos justicia de Dios en Él. (en Jesús).
2 de Corintios 5:21
Levantémonos erguidos (a pesar del pecado que nos acecha), alcémonos como un vuelo del águila a favor de Cristo y tratemos de tener una vida llena de gozo y de alegría porque hemos sido perdonados.¡Consumado es!
Salvos por fe y justificados por la gracia de Dios. ¡Aleluya! Nuestros pecados han sido perdonados en la cruz del Calvario y no serán vueltos a tener en cuenta por aquel a quien llamamos nuestro amador Salvador Personal.
“Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”(Jeremías 31:34), y ¿No dice la Biblia que Dios echó nuestros pecados al fondo del mar y que nunca más se acordará de ellos? (Miqueas 7:19).
Habremos de predicarnos este Evangelio todos los días de nuestra vida, y será nuestro sustento y nuestro aliento para seguir bregando en la lucha diaria.
La sangre del Hijo de Dios es suficiente. Su sacrificio está consumado y la fe cristiana dejará de ser una religión forzada y cargada de arengas, para convertirse en la noticia más agradable que haya bajado del cielo.
Disfrutar de esta noticia celestial y apropiarse de ella, es la única manera de mostrar al mundo que sabemos algo de lo que sucedió en la cruz del Calvario, y por nosotros, los más viles pecadores de esta tierra.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios
por medio de nuestro Señor Jesucristo.
(Romanos 5:1).
¡Debemos estar más tranquilos espiritualmente,
la guerra por ser justificados ha terminado!
Levantémonos erguidos (a pesar del pecado que nos acecha), alcémonos como un vuelo del águila a favor de Cristo y tratemos de tener una vida llena de gozo y de alegría porque hemos sido perdonados.¡Consumado es!
Salvos por fe y justificados por la gracia de Dios. ¡Aleluya! Nuestros pecados han sido perdonados en la cruz del Calvario y no serán vueltos a tener en cuenta por aquel a quien llamamos nuestro amador Salvador Personal.
“Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”(Jeremías 31:34), y ¿No dice la Biblia que Dios echó nuestros pecados al fondo del mar y que nunca más se acordará de ellos? (Miqueas 7:19).
Habremos de predicarnos este Evangelio todos los días de nuestra vida, y será nuestro sustento y nuestro aliento para seguir bregando en la lucha diaria.
La sangre del Hijo de Dios es suficiente. Su sacrificio está consumado y la fe cristiana dejará de ser una religión forzada y cargada de arengas, para convertirse en la noticia más agradable que haya bajado del cielo.
Disfrutar de esta noticia celestial y apropiarse de ella, es la única manera de mostrar al mundo que sabemos algo de lo que sucedió en la cruz del Calvario, y por nosotros, los más viles pecadores de esta tierra.
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