Disfrazado de muchas formas, el miedo es el mayor enemigo a vencer, pues no se nos presenta de una manera agresiva y fácil de descubrir, sino de la forma más sutil, disfrazado de pequeñas dudas, y tan dentro de nosotros que no somos capaces de descubrirlo, y como consecuencia enfrentarlo.
El miedo es ese enemigo silencioso que siembra dudas en ti, que te hace entrar en crisis cada vez que necesitas tomar una decisión, que te hace sentir inseguro e incapaz; un lazo que te mantiene inmóvil, solo soñando con lo que quisieras ser, observando de lejos, creyendo que es mejor no intentar "eso" porque podrías fracasar.
Pero la peor forma de perder una batalla es rindiéndote antes de comenzarla, y la peor de las decisiones es la de no hacer nada por miedo a un resultado inesperado. El peor de tus enemigos es el miedo que llevas dentro, un gigante que no te deja ver todo lo que puedes alcanzar; el miedo no puede ser más grande que el deseo de aquello que tanto anhelas.
En ciertas ocasiones de nuestra vida todos sentimos miedo. Aunque creemos que estamos lo suficientemente seguros de nosotros mismos o de nuestras capacidades, nuestro valor sale a relucir solo en ciertas situaciones en las que requerimos de él; pero aun mayor que tus temores e inseguridades, Dios te ha dado una medida de fe y valor, con la que puedes lograr vencer hasta el peor de tus enemigos.
Tus inquietudes ante decisiones importantes, tus preocupaciones, tus crisis de fe..., todas tienen que ver con alguna clase de miedo, miedo a la reacción de otros, al rechazo, a lo que pasaría si te equivocas, etc.. Todas, aunque sean distintas las circunstancias, tienen el mismo común denominador: El miedo.
Mas Dios ha puesto en ti algo mayor que todos tus miedos juntos, un toque de su presencia en tu vida. Tú fuiste hecho a su imagen y semejanza, eres hijo del Dios que creó todas las cosas. ¿Cómo no te ayudará a vencer tu situación? ¿Cómo no te dará lo que necesitas y temes no conseguir? No dejes que el miedo te aplaste, no permitas que nada te detenga, porque mayor es el poder de Aquel que te formó.
El miedo, por gran enemigo que parezca, se vuelve pequeñito cuando activas tu fe y tu confianza. Dios puede sacarte de la situación en la que te encuentras, Él te ha dado verdaderas armas para vencer todo lo que se te presente, llena tu vida de valor, confianza y determinación y no habrá más lugar para el temor.
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