Dios está buscando algo muy importante para Él. Si Dios busca algo, es porque se ha perdido, porque hace falta o porque no se sabe su ubicación. Lo más importante para Dios son las almas, que todos sean salvos, pero hay algo más que Dios busca.
Dios busca adoradores
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren” (Juan 4:23). Dios está buscando adoradores. Quizá confundamos lo que es adoración con un estilo de música, pero realmente va más allá de eso.
Adoración viene de la palabra griega proskuneo, que se puede traducir como hacer reverencia, dar homenaje, dar obediencia, postrarse y arrodillarse. No solamente es cantar sino actuar, hacer algo para exaltar a Dios. Nuestra principal forma de adoración a Dios es la obediencia como la de Cristo; Él fue obediente hasta la muerte (Filipenses 2:8).
Hay tres cosas que debemos saber acerca de la adoración según su significado literal.
- Hacer reverencia y dar homenaje, significa exaltar todo lo que Dios es. Podemos darle gracias por ser nuestro Padre amoroso, compasivo, misericordioso, por ser soberano, eterno y protector. Significa poner a Dios más alto que cualquier otro ser.
- Postrarse y arrodillarse, significa humillarnos, agachar la cabeza, ponernos por debajo de alguien. Cuando nos acercamos a Dios con humildad, podemos recibir el favor de Dios de muchas formas.
- Ser obedientes, es la máxima expresión de la adoración a Dios, porque mostramos confianza en Dios y sabemos que hacer Su voluntad es la mejor forma de vivir aquí en la tierra (Romanos 12:2).
Dios nos pide que la adoración sea auténtica, y esto se logra cuando dejamos que el Espíritu Santo nos guíe. Cuando reconocemos los atributos de Dios y nos damos cuenta de que sin Él nada podremos hacer, experimentaremos la presencia de Dios de una manera palpable. La atmósfera alrededor del adorador cambia, ya que tendrá el privilegio de traer la gloria de Dios a la tierra y llevarla a cualquier lugar.
Dios busca intercesores
“Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé” (Ezequiel 22:30). Dios está buscando intercesores, y estos son más difíciles de encontrar.
La palabra interceder viene de dos palabras griegas, entuncano y juperentuncano. La segunda palabra significa hacer una petición a favor de otros. Pero llama la atención la palabra entuncano, que significa encontrarse con, a fin de conversar; luego, hacer petición y, especialmente, rogar a alguien, bien a favor o en contra de otros.
Un ejemplo de está aplicación, es cuando Abraham se puso a hablar con Dios acerca de la destrucción de Sodoma. Abraham le hace una petición de no destruir ese lugar y al final ruega por misericordia, caso de haber por lo menos diez justos en aquel lugar. Sabemos lo que sucedió después. (Génesis 18:16-33; 19).
Qué implica ser un intercesor:
- Encontrarse con Dios para conversar. Dios solo le revela sus planes a aquellos que se deleitan en Su presencia, que día a día desean pasar tiempo con su Señor y están dispuestos a escuchar y obedecer Su voz.
- Llevar en oración las peticiones de otros. El intercesor siempre se interesa por otros más que por él mismo.
- Rogar a Dios a favor de otros. La principal función del intercesor es rogar el favor de quienes necesitan la intervención de Dios.
Es muy difícil encontrar gente que busque el bienestar de otros antes que el de uno mismo. Por eso dice la Biblia, que Dios no halló a alguien que se pusiere a favor de la tierra. Pero Dios está levantando a los intercesores hoy en día. El intercesor puede escuchar la voz de Dios para saber cómo debe orar por otros.
Dios busca obreros
“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:37-38).
“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” (Isaías 6:8a).
Dios está buscando obreros. La biblia nos enseña que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo, pero… “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:14-15).
Jesús nos dijo que la mies es mucha, pero falta gente que quiera ir y llevar las buenas nuevas de salvación. Falta gente que tenga pasión por ir y predicar la Palabra de Dios, para que la gente reconozca a Cristo como el único y suficiente Salvador de nuestras vidas. Necesitamos más personas que puedan decir como Isaías: “Heme aquí, envíame a mí”.
Solo aquellos que escuchen el llamado de Dios para predicar a otros de Cristo, podrán experimentar las siguientes señales: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16:17-18).
Plantados delante de Dios
El adorador, el intercesor y el obrero se plantan delante de Dios. El adorador para exaltar a Dios y traer su presencia del cielo a la tierra. El intercesor para rogar por aquellos que necesitan que Dios intervenga. Y el obrero para dar cuenta de las almas que se han ganado para Cristo.
Ellos tienen el privilegio de experimentar el poder y la gloria de Dios día a día. ¿Quieres ser uno de ellos? Es nuestro tiempo. Decídete hoy a plantarte frente a Dios, a estar con Él cara a cara.
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