Entonces dio Agar a Jehová, que hablaba con ella, el nombre de: «Tú eres el Dios que me ve», porque dijo: ¿Acaso no he visto aquí al que me ve? (Génesis 16;13).
Experience Project (Proyecto Experiencia) fue una de las redes sociales más grandes del siglo XXI, en la que miles de jóvenes compartían sus experiencias profundamente angustiosas. Al leerlas, pensaba en el desesperado anhelo de nuestros corazones de que alguien vea —y entienda— nuestro dolor.
En Génesis, la historia de una joven esclava revela lo vivificante que puede ser este regalo. Agar era una de las siervas de Abram (ver Génesis 12:16; 16:1). Viendo Sarai, la esposa de Abram, que no podía concebir, le pidió que tuviera un hijo con Agar; una práctica inquietante aunque habitual en aquella época. Pero cuando Agar quedó embarazada, comenzaron las tensiones, hasta que esta huyó al desierto para escapar del maltrato de Sarai (Génesis 16:6-7).Pero la angustiosa situación de Agar no pasó inadvertida a los ojos de Dios. Después de que un mensajero celestial la alentara (Génesis 7-12), Agar declaró: «Tú eres el Dios que me ve» (Génesis 16;13).
Este mismo Dios se reveló a través de Jesús, quien «al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas» (Mateo 9:36). Igualmente, Agar encontró a un Dios que entendía.
Aquel que vio y entendió el dolor de Agar nos ve a nosotros también (Hebreos 4:15-16). La empatía celestial nos ayuda a hacer más soportable lo insoportable.
¿Cómo puedes ser un canal de compasión para los demás?
Dios siente nuestro dolor como si fuera suyo.
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