martes, 30 de abril de 2019

¿Podemos confiar en que la profecía bíblica puede predecir realmente el futuro?

La principal razón por la que podemos confiar en la profecía bíblica es que ésta, al igual que el resto de las Escrituras, nos fue dada por el Creador del universo. En que es divinamente inspirada, infalible, perfecta y verdadera. Dios no miente (Tito 1:2), y la credibilidad de la profecía bíblica está basada en el carácter y el conocimiento de Dios: "Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi plan permanecerá y haré todo lo que quiero" (Isaías 46:10).

La profecía bíblica predice el futuro, y explica cuáles serán los resultados positivos o negativos de los acontecimientos futuros. La profecía puede anunciar eventos que produzcan gozo y placer, o miedo y un mal presentimiento. Cuando se ignoran las profecías de Dios, es porque por una u otra razón, a los oyentes no les gusta lo que oyen. Generalmente, la profecía bíblica es muy específica en cuanto a cómo afectará a alguien o a algo, y es siempre confiable y digna de toda nuestra confianza. Podemos y debemos aprovechar que la profecía nos ayuda a moldear nuestras vidas y que nos da la dirección en el servicio a nuestro Señor. La profecía debe ser una fuente de fortaleza y de instrucción para nosotros. A diferencia de lo que hoy en día escuchamos de lo que es la "profecía", tanto en la iglesia como fuera de ella, la profecía bíblica siempre es exacta y precisa. Lo que Dios profetiza, siempre sucede (Isaías 14:24).


Veamos: 

Resultado de imagen de podemos confiar en que la profecía bíblica puede realmente predecir el futuro?La profecía del diluvio en Génesis 6, es un ejemplo. Dios explica Sus razones del diluvio, da instrucciones específicas a Noé para construir el arca con el propósito de preservar vidas, y luego envía esta catástrofe mundial. 
Los sueños de José en Génesis 37:5-10 contienen profecías que sucedieron más adelante en su vida. Deuteronomio 18:18 dice, "Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú (Moisés); y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare". Esta profecía apunta al mesías judío, nuestro Señor Jesucristo, y se menciona en Hechos 3:22 - pues Moisés dijo a los padres: “El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable
Isaías capítulo 53 contiene una profecía contundente de Jesús: Su juventud, Su ministerio, el pecado que Él cargo y Su sufrimiento, al igual que la ofrenda que hizo de Sí mismo. 
El Salmo 22 nos da otra profecía del sufrimiento de nuestro Señor, expresada en una descripción del rey David.

Ya en las propias profecías que hizo nuestro Señor, tales como las mencionadas en Mateo 24, Él habló de guerras, hambrunas, terremotos, persecuciones, apostasía, traiciones, y finalmente de Su segunda venida. Estas y otras profecías de los últimos tiempos, son tan fiables como la advertencia que Dios hizo del diluvio. 
Predicciones similares de acontecimientos catastróficos que aún están por venir, se encuentran en 2 Pedro 3 y Apocalipsis 6-16
En 1 Tesalonicenses 4:13-18, a los cristianos se les promete que serán rescatados de ese día de angustia. Vemos, en consecuencia, que la profecía bíblica nos proporciona una hoja de ruta para el futuro. El hecho de no comprender la profecía del rapto es dejar pasar por alto uno de los mayores dones de Dios.

Podemos confiar en que Dios nos ama y que nos ha dado a Su Hijo (Juan 3:16). Con toda seguridad también podemos confiar en Él como el Autor de la profecía bíblica. Nuestro Señor dijo: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros" (Juan 14:2). Luego, Él nos dio esa promesa bendita, "vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis" (versículo 3). Esto debería ser un estímulo para todos los cristianos.

Deposite su confianza en las profecías de Dios, así como deposita su confianza en Su Hijo. "Porque no importa cuántas promesas Dios ha hecho, todas son 'sí' en Cristo" (2 Corintios 1:20).

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