“Mi amado habló, y me dijo: levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Porque he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue; se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola”.
(Cantares 2:10-12)
El libro de Cantares es sin duda exquisito. Una hermosa obra literaria que nos habla del verdadero amor que produce apasionamiento en un matrimonio. Los personajes principales son la sulamita y Salomón. En este libro se nos relata el amor tan profundo, intenso y fuerte que tiene la sulamita por su amado y viceversa.
Es un amor dulce, transparente, delicado y fuerte. Como el que debe existir en un matrimonio. Y espiritualmente debemos pensar entonces, que nosotros somos la sulamita que espera ansiosamente el retorno de su amado. Que vive soñando y pensando en él. Que se desvela imaginando cómo será ese retorno y encuentro. Y Jesús es nuestro amado idóneo, perfecto, humilde, galante, hermoso, varonil y lleno de características y cualidades.
Hoy tu amado Jesús te está llamando y lo primero que te dice es que te levantes. Como amigo te extiende sus manos y te invita a que vengas con Él. Eres su hermosa creación, su novia perfecta, la causa por quien Él derramó su sangre. Eres de mucha estima y valor a sus ojos, por tanto, no eres insignificante. ¡Ven, acércate a Él porque ha pasado el invierno!
Simbólicamente el invierno representa el frío, la soledad y la humedad. Un tiempo donde todo se ve blanco. Las hojas se caen de los árboles y estos se ven secos y muertos, aunque siguen estando vivos. ¡Cuántas veces has caminado sintiendo que mueres y que no tienes fuerzas! En las que te duele el cuerpo de tanta tristeza y tu alma espera calladamente la salvación e intervención de Jehová. Momentos en los que tu corazón se siente prisionero y aunque quieres alabarle, de tu voz lo que sale es el quebranto.
Pero tu amado te dice: “ha pasado el invierno, la lluvia también se fue. Es el momento ideal, llegó la primavera llena de flores, colorido y belleza. Ya no es tiempo de llorar, es tiempo de cantar y de celebrar porque tu Amado, tu Príncipe, Jesús, viene a rescatarte de los lazos opresores del enemigo. La voz de la tórtola se escucha y su canto anuncia las buenas nuevas”.
Tu Pastorcillo fiel viene a despertarte del sueño con un beso puro. Sella tus labios con amor y te recuerda que eres de su propiedad. Él también ha estado esperando a que te percataras de que aunque te pareció larga la espera, su amor siempre te acompañó y te sostuvo hasta el final de ese largo invierno.
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