sábado, 27 de abril de 2019

El susurro de su gracia

Oír y escuchar no es lo mismo.

Oír significa percibir con el sentido del oído las palabras que se hablan. Cuando oyes solo notas una serie de sonidos, y este proceso lo hacemos haciendo uso de nuestro sistema auditivo.
Escuchar involucra comprender, notar el tono de voz y darnos cuenta del estado anímico del que nos habla. Cuando escuchamos mantenemos los sentidos enfocados. Entonces la mente trata de alejarse de distracciones y de ruidos que puedan distorsionar lo que intentamos escuchar.
Cuando escuchamos estamos poniendo atención, pensando y razonando. Escuchar significa que estamos tratando de entender de manera clara a quien nos habla y qué mensaje quiere trasmitirnos.

 Un himno tradicional cristiano dice: 
Puedo oír tu voz llamando,
con acentos cariñosos;
Puedo oír tu llamamiento,
trae tu cruz y ven en pos de mí.

La meditación con el Señor

No podemos escuchar la voz de la Gracia de Dios en medio de los altos niveles de ruido, comunes en las sociedades modernas en las cuales vivimos hoy.
A veces necesitamos retirarnos a lugares tranquilos y apartados, o bien estar situados en una habitación a solas con Dios. Las horas altas de la noche o bien de madrugada, pueden ser horarios muy buenos para compartir con el Señor. 

Así describen la vida de Cristo varias citas de los evangelios. Mas Él se apartaba a lugares desiertos, y oraba. (Lucas 5:16).
Si has llegado a ser alcanzado por esa gracia indescriptible de Dios que te abraza, te ama y que quiere salir contigo a pasear, debes haber escuchado el susurro apacible y tierno de la Gracia de Dios.

Son muchas las críticas a las que se ha sometido el canta-autor Jesús Adrián Romero; pero muchas de sus composiciones verdaderamente tocan las fibras de nuestro corazón. 
Él, y todos los siervos de Dios tenemos luchas y batallas, y esto no significa que no amemos al Salvador con todas las fuerzas de nuestro corazón, y que de una manera inexplicable Dios pueda usarnos para la edificación de otros.
Tan solo medita en esta alabanza y esperemos que el susurro de Su Gracia lo hayas podido sentir alguna vez.

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