Todos los seres humanos poseen características materiales (físicas) e inmateriales (espirituales) en su existencia. Cada persona tiene un cuerpo físico. Sin embargo, son las cualidades intangibles de la raza humana, las discutidas frecuentemente. ¿Qué dice la Escritura acerca de éstas? Génesis 2:7 dice que el hombre fue creado como un “ser viviente”. Números 16:22 dice que “Dios es el Dios de los espíritus de toda carne”. Proverbios 4:23 nos dice, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. Este verso indica que el corazón (no el miocardio) es el centro de la voluntad y emociones de la raza humana.
Ya en Hechos 23:1 Pablo se refiere a la conciencia como a la parte de la mente que nos convence de lo que es correcto o equivocado. Romanos 12:2 habla del poder transformador de una mente renovada. Estos versículos, y muchos otros, se refieren a los diversos aspectos de los componentes espirituales de la humanidad. Somos una combinación unificada de cualidades materiales e inmateriales.
De alguna manera, el alma, el espíritu, las emociones, la conciencia, la voluntad y la mente, están conectadas y relacionadas entre sí. El alma y el espíritu, sin embargo, son definitivamente los aspectos inmateriales primarios y fundamentales de la humanidad, y en ellos se encuentran comprendidos los otros aspectos. Con esto en mente, ¿es la humanidad una dicotomía (dividida en dos partes, cuerpo/alma-espíritu), o una tricotomía (dividida en tres, cuerpo/alma/espíritu)? En este caso es imposible ser dogmático. Los teólogos han discutido este tema durante siglos, y nunca ha habido una declaración ortodoxa que sea cierta.
Aquellos que creen que las Escrituras enseñan que el hombre es una dicotomía, ven a los humanos como compuestos de dos partes: cuerpo y espíritu. Hay dos puntos de vista generales sobre esta dicotomía:
El primer punto de vista es que el hombre es un cuerpo y un espíritu unidos, que juntos conforman un alma viviente. Un alma humana es el espíritu y el cuerpo unidos como una sola persona. Este punto de vista es apoyado por Génesis 2:7; Números 9:13; Salmos 16:10; 97:10 y Jonás 4:8. Esta opinión enfatiza en que la palabra hebrea "nephesh" en estos versículos, se refiere a un alma integrada (unificada), un ser viviente, vida o uno mismo, es decir, una persona (alma) unificada compuesta de cuerpo y espíritu. Se nota que, cuando la Biblia habla de la ruach ("aliento, viento o espíritu") siendo separado del cuerpo, la persona es desintegrada (fracturada) - muerta (ver Eclesiastés 12:7; Salmo 104:29; 146:4).
El segundo punto de vista dicotómico es que el espíritu y el alma son la misma cosa con dos nombres diferentes. Esta opinión enfatiza el hecho de que las palabras espíritu y alma a menudo se usan indistintamente (Lucas 1:46-47; Isaías 26:9; Mateo 6:25; 10:28, 1 Corintios 5:3, 5) y se deben entender como sinónimos que se refieren a la misma realidad espiritual dentro de cada persona. Por lo tanto, la posición dicotómica sostiene que el hombre está compuesto de dos partes. El hombre es un cuerpo y un espíritu, o alma, o un cuerpo y un alma-espíritu.
Y aquellos que creen que las Escrituras enseñan que el hombre es una tricotomía, ven al hombre como compuesto de tres partes distintas: cuerpo, alma y espíritu. Ellos enfatizan 1 Tesalonicenses 5:23 y Hebreos 4:12, los cuales parecen diferenciar entre espíritu y alma. El que apoya la dicotomía pregunta que, si 1 Tesalonicenses 5:23 enseña tricotomía, entonces, por la misma hermenéutica, ¿Marcos 12:30 enseña tetracotomía?
Ahora bien, ¿es importante decidir de manera concluyente entre la dicotomía y la tricotomía? Tal vez no; sin embargo, la precaución es apropiada. Debido a que la visión tricotomista resta importancia a la unidad inter-conectada de la persona, algunos han enseñado erróneamente, que Dios se comunica místicamente con nuestros espíritus y pasa por alto nuestros intelectos. Basado en la misma premisa errónea, algunas iglesias usan la posición tricotómica para enseñar la posibilidad de que los cristianos sean poseídos por demonios. Ya que ven el alma y el espíritu como dos aspectos inmateriales separados dentro del cristiano, proponen que uno puede ser habitado por el Espíritu Santo y el otro puede ser poseído por fuerzas demoníacas. Esta enseñanza es problemática en el sentido de que no hay referencias bíblicas de que aquellos que son habitados por el Espíritu Santo puedan ser poseídos simultáneamente por demonios.
Independientemente de si un cristiano cree que la dicotomía o la tricotomía representan mejor una comprensión exacta de las Escrituras, todos podemos alabar a Dios como el salmista: "Te alabaré; porque formidables y maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien" (Salmo 139:14).
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