¨Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán¨
Lucas 13: 24 (Reina-Valera 1960)
La palabra esforzado tiene como sinónimos valiente, atrevido, luchador..., lo cual significa que para entrar por esa puerta angosta hay que luchar diariamente con diversas cosas, y para llegar al Reino de los Cielos no basta con ir solo a la iglesia. Pues los cobardes y temerosos son aquellos que no lograrán entrar.
Hay algo muy importante, y es que Jesús lo entregó TODO por nosotros. Dios nos ha dado TODO, conforme a su voluntad, y ahora la cuestión está en si nosotros le hemos dado TODO a Dios, en si de verdad nos interesa conocer TODO de Dios, o simplemente nos interesa conocer su lado generoso o dadivoso, en si solo nos conviene conocer su fidelidad, su provisión; pero lo más impresionante es que a Dios sí le interesa TODO sobre nosotros y piensa en cada área de nuestra vida.
¨Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Lucas 13: 25-27 (Reina-Valera 1960).
Si solo nos acercamos a Dios para brindarle las migajas de nuestra vida y no rendimos todo ante Él, nunca lo podremos conocer. Por lo tanto, cuando llegue el día de la venida de Cristo, no nos va abrir esa puerta angosta y no basta con que digamos: ¨Señor yo iba todos los domingos a la iglesia, yo te servía, escuchaba tu palabra, fui a muchas conferencias y congresos¨. Pero resulta que nada de eso es suficiente cuando nuestro corazón está lejos de Dios. La palabra es muy clara cuando dice que amemos a Dios con TODO nuestro corazón, alma y mente (Mateo 22:37).
Sin embargo, la vida consiste en dar, es cuestión de entregar, no por esperar nada a cambio, simplemente es querer estar junto al Señor por toda una eternidad. Por eso se habla de la famosa puerta estrecha, pues en ella no cabe nada más que nuestra alma. Ese espacio es tan angosto, que no hay lugar para nuestro ego y orgullo; por supuesto, tampoco para el dinero, el coche, la casa, la maldad, el egoísmo, los problemas, las dudas, y mucho menos para el pecado; solo pasará el alma que agrade al Señor, porque se supone que si ya luchamos y nos esforzamos aquí en el mundo, entregándole todas nuestras batallas, problemas, sentimientos, y planes a Dios, cuando lleguemos al cielo no tendremos que cargar con eso; al morir, nada de lo que teníamos aquí en la tierra vamos a necesitar, porque ya se lo entregamos todo por adelantado para estar juntamente con Él; morimos al YO para que sea Cristo quien viva en nosotros.
¨Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros.¨
Lucas 13: 30 (Reina-Valera 1960)
Los primeros solo quieren o buscan una posición de privilegio, solo quieren un lugar, pero a los últimos no les importa la posición que tengan, sino lo único que les interesa es estar con Dios, y llegar verdaderamente a Él.
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