Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. 1 Pedro 2;9
Durante la cobertura televisiva de la asunción de poder por Barack Obama, como primer presidente afroamericano de los Estados Unidos, la cámara mostró una vista panorámica de una multitud de casi dos millones de personas, reunidas para presenciar el histórico evento. Un periodista señaló: «La estrella de este espectáculo es el plano general». Ninguna otra cosa podía registrar a toda la multitud que se extendía desde el Monumento a Lincoln hasta el Capitolio.
La Biblia nos da un atisbo de una multitud aún mayor, unida por su fe en Jesucristo: «Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1 Pedro 2:9).Esta no es una imagen de solo unos pocos privilegiados, sino de todos los rescatados «de todo linaje, lengua, pueblo y nación» (Apocalipsis 5:9). Hoy estamos desparramados por todo el planeta —donde muchos se sienten solos o sufren por su lealtad a Cristo—, pero a través de la lente de la Palabra de Dios vemos el plano general de nuestros hermanos en la fe de pie, juntos para honrar a Aquel que nos redimió y nos hizo suyos.
¡Unámonos en alabanza al Señor, quien nos sacó de las tinieblas a su luz admirable!
Señor, todos estamos de acuerdo en que eres digno de toda alabanza. Nosotros, tu pueblo, te contemplamos con admiración.
¿Por qué cosas tienes que alabar a Dios?
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