martes, 20 de noviembre de 2018

Jesucristo es a quien necesitamos, Él es suficiente

Aparecerán muchos falsos profetas y engañarán a mucha gente. Abundará el pecado por todas partes, y el amor de muchos se enfriará; pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo. Y se predicará la Buena Noticia acerca del reino por todo el mundo, de manera que todas las naciones la oirán; y entonces vendrá el fin. Mateo 24:11-14 (Nueva Traducción Viviente)

Desde que inicié mi vida en Cristo he contado con el privilegio de experimentar diversas circunstancias, de las cuales algunas han llegado a mi vida con el propósito de desviarme de la verdad, del camino y de la voluntad de Dios. Sin embargo, he sido afortunada porque la misericordia y la gracia del Señor me han alcanzado en cada situación, y en lugar de alejarme de Él, estas experiencias me han servido para reafirmar una vez más, dónde debo poner mis ojos y de quién debo depender en todo tiempo; obviamente, de Jesucristo.

Muchas veces, con el afán de conocer a Dios, me encontré en el camino con diferentes predicadores, autores de libros, pastores y en general, líderes ministeriales a quienes escuchaba y de quienes tomaba ciertas enseñanzas que enriquecían mi crecimiento espiritual; desafortunadamente, no puedo decir lo mismo de todos, pues algunos de ellos  me infundieron otro tipo de expectativas, debido a sus supuestas revelaciones y conocimientos del reino de Dios.
Resultado de imagen de Jesucristo es a quien necesitamos, Él es suficienteEl peligro con este asunto es que, sin querer y sin saber en qué momento, podemos ir adoptando algunas de sus vanas enseñanzas, lo cual nos aleja cada vez más del propósito de Dios y de su Verdad; y lo peor de todo, es que esto obra de una forma muy sutil, y solo caes en la cuenta del error por la misericordia de Dios, quien te saca de esa oscuridad y de ese camino lleno de tinieblas.

Muchas personas se sienten seguras y firmes en el Señor ya que tienen cierto nivel de conocimiento acerca de la Palabra, porque llevan muchos años en los caminos del Señor, porque son líderes ministeriales o porque administran una gran obra; sin embargo, la manera extremadamente sutil con la que podemos caer en el error, nos coloca en una posición un tanto vulnerable, y no importa cuánto se sepa de la Biblia, qué título ministerial se tenga o cuántos años se lleve siguiendo al Señor. Precisamente, la mayor debilidad que tenemos los seres humanos es confiar demasiado en nosotros mismos, lo cual nos pone en peligro por la cantidad de ideologías y filosofías humanas que tergiversan o adulteran la Palabra de Dios, y que cada día sobreabundan por todos los medios, incluso y desafortunadamente, muchas veces en las mismas iglesias; iglesias que dicen seguir a Jesucristo, y es en las que más contaminación existe de la Palabra de Dios. Y sí, lo más grave es que aquellos, los seres humanos, sedientos en su afán de pretender aprender y crecer en el Señor, o muchas veces por hacer crecer el ministerio, muy ligeramente, van adoptando y enseñando a los demás el conocimiento del hombre y no el conocimiento de Dios, inscrito en su Palabra.

Hay infinidad de fuentes como lo son las predicaciones y los libros de terceros que dicen ser ministros de Dios, que pueden llevar a las personas a desviar su atención de la verdadera enseñanza que Dios les quiere dar a través de su Palabra; otra fuente se encuentra en muchas iglesias en donde no es la Biblia quien rige las prédicas del “ministro”, sino las prédicas o libros de terceros que supuestamente, tienen una revelación especial de la Palabra. Y por otra parte, están los perezosos espirituales que prefieren tragarse todo, que no gustan de estudiar y leer el Libro Sagrado, y se conforman con lo que les dicen o enseñan acerca de la Palabra y optan por repetir, como loritos, lo que aprenden; de esta forma, ingenuamente, se puede ir poniendo la mirada en el hombre y en sus engaños doctrinales y anti-bíblicos, en lugar de mantenerse firme en la sana doctrina, que desde el inicio Cristo mismo ha testificado a través de las Sagradas Escrituras, sin añadidura u omisión alguna.

Hermano(a), no podemos conformarnos con las enseñanzas que recibimos acerca del conocimiento de Dios, hay que escudriñar las Escrituras en todo tiempo, comparar todo lo que se escucha y se lee con la Palabra de Dios, y si hay algo que se sale de contexto o no está escrito en ella, debemos desecharlo y, no importando a quienes desagrademos, debemos hacer solo lo que nos enseña la Palabra, pues ese libro Sagrado es suficiente. Cristo es suficiente y no requiere interpretaciones ajenas a la verdad, verdad que se encuentra inmersa solo en Él, en Jesucristo.

Que se nos quede bien grabado: La obra redentora de Jesucristo está completa, no existe ningún tipo de añadidura que debamos aplicar ni otro tipo de obra o sacrificio que necesitemos para acercarnos a nuestro Padre Celestial; solo Él nos lleva al Padre. (Él) Yo es el camino, la verdad y la vida. Juan 14;6
Si permanecemos en la vid que es Jesús, no necesitamos cumplir con rituales o ceremonias protocolarias para acercarnos a Dios; no necesitamos amuletos o ritos para obtener la protección, las bendiciones o el respaldo de Dios; no necesitamos revelaciones basadas en ideas y emociones humanas, no necesitamos aprender de alguien distinto a su Santo Espíritu,.…“Jesucristo es a quien necesitamos, Él es suficiente”.

Cualquiera que se extravía y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. 2 Juan 1:9 (Reina Valera 1960).

Pidamos a Dios discernimiento y misericordia para que nos ayude a permanecer firmes en su Palabra e impida que caigamos en vanas enseñanzas. Que nuestros oídos y nuestros ojos estén abiertos solo para aquellos ministros que fervientemente enseñan la verdad inscrita en las Sagradas Escrituras, y que a los falsos profetas o maestros podamos identificarlos para alejarlos de nuestras vidas, en el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracias, Señor Jesús, por tu infinita misericordia, gracias por ayudarnos a permanecer en ti!

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