lunes, 15 de octubre de 2018

Sirve con amor

¨Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor.¨
Colosenses 3:23-24 (Nueva Versión Internacional).
A medida que pasa el tiempo vamos creando hábitos en nuestras vidas, como el hacer deporte, comer saludable, orar, leer la palabra, ayunar, servirle a Dios etc. Pero llega un momento en que hacemos las cosas mecánicamente, porque toca o porque nos vemos obligados, simplemente por costumbre.
servir a DiosEntonces perdemos la verdadera esencia, olvidamos el verdadero motivo por el que hacemos las cosas. Y llegamos a aburrimos de hacer siempre lo mismo, somos como unos robots. Llegamos a la iglesia, nos sentamos en el lugar de siempre, servimos a Dios, regresamos a nuestro hogar encontrándonos con los mismos problemas y no hacemos nada para solucionarlos. Lo que se convierte en un círculo vicioso.
Una persona que se sienta así es porque ha dejado su primer amor, o lo más seguro es que ya no tenga la misma relación íntima con Dios, se ha apartado de su presencia y ha puesto otros intereses primero.
Porque cuando tú estás en constante comunión con el Espíritu Santo, cada día te renueva y te revela grandes cosas, con las cuales tú puedes servir e impartir el evangelio a las demás personas. Te dará grandes ideas para llevarlas a cabo en el ministerio que estés, verás siempre una oportunidad en cada situación y no tendrás motivo para aburrirte por hacer lo mismo.
Cuando amas, no te aburrirás de tu deber; cuando tienes pasión, encontrarás la manera de hacer las cosas mejor cada día, entregando lo mejor de ti. Y más si de Dios se trata.
Es un privilegio servirle al Señor, es una de las mejores experiencias, pues Dios ha tenido misericordia y nos coloca en lugares privilegiados, los cuales debemos aprovechar al máximo, no por apariencias ni orgullo, sino porque tenemos más responsabilidad. Trataremos de dar lo mejor y lograr hacer algo relevante y diferente que marque un antes y un después, que impacte la vida de las demás personas por medio de nuestro testimonio y de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.

Así que no te quedes ahí sentado viendo como pasa la vida, encuéntrate con Dios para que renueve tus pensamientos, para que sea un placer y un deleite servirle.

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