martes, 17 de julio de 2018

¿Accidente o Incidente?

Cita bíblica: Génesis 45.1-8. José se da a conocer a sus hermanos
Todos hemos leído sobre la vida de José el hijo de Jacob, un personaje que en la historia del pueblo de Israel juega un papel muy importante. Quien siendo aún un jovencito fue vendido a unos mercaderes, para que estos a su vez lo vendieran a Potifar, trabajador de Faraón. José había sido elegido por Dios para que lo sirviera, pero para que eso sucediera era necesario que quebrantara su orgullo y vanidad; él sentía que era el privilegiado de su padre, y en muchas ocasiones humilló a sus hermanos porque sabía que tenía un gran don que Dios le había otorgado.
Lo que paso con él no fue ninguna casualidad, ya que Dios había dispuesto que lo sirviera, pero aún no estaba preparado para asumir esa responsabilidad, y tampoco sabía de qué manera Dios lo usaría para su propósito. Por ello fue enviado a la “escuela de Dios”, es decir, al desierto (a las pruebas) para que fuera fortalecido, así como para que adquiriera experiencia en todas las circunstancias que habría de pasar. Este proceso no fue nada fácil, por el contrario tuvo que pasar momentos angustiosos, desesperantes, de añoranza y sobre todo de coraje contra aquellos (sus hermanos), que lo habían vendido sin importarles la suerte que correría; ¿esta circunstancia fue accidental? ¡NO! De ninguna manera, todo esto formaba parte de los planes de Dios; su plan era que tanto José como toda su familia pasara por todo esto para que se cumpliera el propósito y la voluntad del Señor (voluntad buena, agradable y perfecta). Quizá, en su momento, tanto José como su padre y sus hermanos no entendieron por qué razón Dios estaba permitiendo que así se dieran las cosas, sabedores que ellos eran herederos de la bendición del padre Abraham.
¿Así está pasando hoy en tu vida? Que por más que lo intentas y lo intentas nada sucede, o bien sucede todo lo contrario, y eso hace que te desanimes y quieras, en un momento dado, dar vuelta a la página e intentar otra cosa, cambiar de dirección o darte por vencido. ¡Detente, no lo hagas!, porque en realidad nadie sabe cuál es el propósito de Dios en la vida de cada uno de nosotros; debes saber que Dios nos ha llamado para hacer algo y ser alguien en la vida, que Él propone pero tú dispones si lo quieres hacer o no; ahora bien, si Dios te ha hecho una promesa, ten la seguridad que la cumplirá, ya que Él es un Dios de promesas y cumplimiento, que DIOS NUNCA DESPERDICIA SUS ENERGÍAS EN LA VIDA DE SUS HIJOS, que el tiempo es de Él, y al igual que José quizás aún no estás preparado para recibir la gran bendición de Dios para tu vida; porque Él no quiere que te pierdas, porque las pruebas definitivas para que te conviertas en una persona digna de la confianza de Él aún están por llegar, y cuando salgas victorioso, al igual que José, derramará gran bendición en tu vida, que no solo abundará, sino que sobreabundará y serás prosperado en todos tus caminos. Recuerda que lo que Él permitió que te ocurriera AYER, ayuda para prepararte HOY, y lo de HOY te preparará para MAÑANA. En la vida nada ni nadie es igual, y aunque veas que todos los días son iguales no es así, ya que la biblia nos dice que “las misericordias de Dios son nuevas cada día, que son como la aurora que va poco a poco hasta alcanzar su plenitud”. Levántate muy de mañana antes de que despunte el sol y observa detenidamente el firmamento, y verás que la luz primera del nuevo día es tierna, tenue, pero conforme pasan las horas se vuelve más intensa hasta alcanzar el cenit (la plenitud), y entonces el destello de luz es imposible de ver a simple vista; así es la bendición de Nuestro Dios para todos aquellos que tenemos puesta nuestra confianza en el Señor. Nueva, poderosa y sobreabundante cada día.

Lo de ayer olvídalo (ya fue); lo de hoy vívelo intensamente (sea poco o mucho); y lo de mañana espéralo (ten fe), porque seguro que Dios tiene preparado algo maravilloso para ti. Vive ese momento como si ya fuera o estuviera, porque así son las promesas de Dios, para vivirlas y regocijarse en ellas. No pierdas el tiempo en pensar cómo y cuánto será; solamente piensa en que se dará, porque Dios no abandona a los suyos en ningún momento, ya que su pacto de fidelidad para con su pueblo es sempiterno (eterno, para siempre).

Piensa hoy esto: ¿lo que ha pasado a lo largo de mi vida (bueno o malo) es mero accidente, o está deliberadamente permitido y contemplado en el plan soberano de Dios para mí? No olvides que los propósitos de Dios se cumplen y son PERFECTOS.

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