martes, 5 de junio de 2018

Gratitud en todo tiempo

Normalmente nos acercamos a Dios en más ocasiones para pedir que para agradecer, pues aunque sabemos que en la oración es básico el agradecimiento, en muchas ocasiones dedicamos muy poco tiempo a hacerlo, porque suele ser tan grande nuestra necesidad que le damos prioridad a ella, y nos olvidamos casi por completo de todo lo demás que tenemos y por lo que deberíamos estar agradecidos.
Dentro de nuestras limitadas capacidades, a veces es difícil dar gracias en medio de una situación complicada en la que los problemas y necesidades opacaron las bendiciones recibidas. Y es que no existe nadie en el mundo para el que absolutamente toda su vida sea una terrible pesadilla, porque todos, aun en medio de alguna dificultad, tenemos algún motivo por el cual sentir agradecimiento; de hecho, el simple hecho de estar vivos ya es un motivo para dar gracias.
En ocasiones, nuestro agradecimiento es tan superficial que se convierte en una rutina de oración que por costumbre repetimos y decimos de memoria; agradecemos por la familia, pero quizá no con la felicidad que realmente nos da tener una familia completa, un padre y una madre que si nos faltaran dejarían un gran vacío, unos hermanos que, a pesar de las diferencias, si les sucediera algo sería un dolor que sentiríamos como propio, unos hijos que si padecieran una enfermedad nos mantendrían preocupados y con cierto sentimiento de impotencia, y una lista interminable de muchísimas cosas más que por costumbre mencionamos en el “agradecimiento”
El amor, la fe y el agradecimiento son el complemento perfecto en nuestra relación con Dios, pues los tres se relacionan entre sí. Si hay amor, hay confianza y agradecimiento, si hay agradecimiento es porque confiamos en Dios y en su infinito amor.
1 de Tesalonicenses 5:18 dice: “Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes, como cristianos que son.” (Traducción en Lenguaje Actual). “Cualquier circunstancia” incluye todo tiempo y momento. La voluntad de Dios es saber que a pesar de todo lo que podamos estar pasando estamos agradecidos con Él, con lo que tenemos y con lo que aún no hemos recibido, pero que por fe llegará de acuerdo a su voluntad y propósito.
Nunca esperes a perder algo que ya veías como monótono o “normal”, para después darte cuenta del valor tan grande que tiene, pues todo, absolutamente todo lo que hoy posees son bendiciones. Algunas vienen envueltas listas para disfrutar y algunas otras solamente hay que saber transformarlas con la ayuda de Dios.
Muéstrale a Dios tu gratitud, que Él sepa que aún a pesar de no tener todo en la vida eres feliz con lo que hasta hoy te ha dado, demuéstrale que cuidas y valoras cada uno de sus detalles por mínimos que sean. Él abrirá las ventanas de los cielos y derramará más y más de su lluvia de bendiciones sobre tu vida.
¿Cuánto has agradecido hoy a Dios? Si por un día dedicaras tiempo de tu oración solo a agradecer por cada una de las cosas que ha hecho en tu vida, te sorprenderías de cuánto hay que agradecer; hasta esas pequeñas cosas de las que en medio de tantas situaciones has pasado por alto.

Vengan a las puertas y a los atrios de su templo con himnos de alabanza y gratitud. ¡Denle gracias, bendigan su nombre! Porque el Señor es bueno; su amor es eterno y su fidelidad no tiene fin.

Salmos 100:4-5 (DHH)

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