¿Qué motiva a las personas a dejar todo y viajar horas, a mover muebles, demoler construcciones afectadas y brindar esperanza en un lugar donde nunca antes habían estado? El amor.
Piensa en estos versículos que ella subió con su invitación a ayudar: «Encomienda al Señor tu camino, confía en él, y él hará» (Salmo 37:5). Esto es particularmente cierto cuando obedecemos el llamado de Dios a ayudar. El apóstol Juan dijo: «Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? » (1 Juan 3:17). Puede ser una tarea gigantesca, pero Dios prometió ayudarnos cuando «hacemos las cosas que son agradables delante de él» (verso 22).
Cuando surge una necesidad, podemos honrar a Dios estando dispuestos a decir un «Sí» de amor a lo que sentimos que Él está llamándonos a hacer por otros.
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