No es sencillo guardar la compostura cuando uno se siente ofendido, a menos que estemos en unidad con el Espíritu Santo quien es el que nos convence a hacer lo correcto.
La ofensa es algo que vamos a encontrar más o menos habitualmente en nuestro caminar, pero cada cosa que vamos superando nos hace madurar y ser mejores para una vida más tranquila, y por supuesto, con nuestro firme propósito de ser aún más agradables a Dios.
Con el fin de ser más parecidos a Jesús, vamos a reconocer algunas de las cosas que nos dice la biblia para que aprendamos a asumir las ofensas.
1. Debemos perdonar rápido
Perdonar es uno de los ejercicios más comunes y necesarios para el cristiano, además de que el perdón nos libera de tensiones innecesarias y enfermedades que nos estorban en nuestra vida. En Levítico 19:18 Dios lo dice, debemos amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos.
2. No debemos vengarnos
Es muy normal, es fácil sentirse irritado y responder, pero seamos como dice Santiago 1:19, lentos para enojarnos. De esta manera no llegaremos a vengarnos puesto que Dios siempre se encargara de defendernos. Proverbios 20:22.
3. No debemos devolver la ofensa
La palabra de Dios nos enseña que paguemos el mal con bien (Romanos 12:21). Nosotros no estamos para pagar de la misma manera; siempre en cualquier situación debemos reflejar a Jesús (Mateo 5:39).
4. No debemos estar en contra de esa persona
En Mateo 5:39 Jesús nos enseña que debemos dejar ganar, por decirlo de alguna manera, a esas personas que siempre quieren tener la razón; y por eso lo de dejar que golpee tu otra mejilla; aunque según su criterio, para nosotros pueda parecer una especie de derrota, en realidad no lo es. Solo esto puede demostrar que usted es una persona madura y que su carácter está siendo cada vez más parecido al de Cristo (Proverbios 26:4).
5. No se deje robar el gozo
En 1 Tesalonicenses 5:15 encontramos que responder la ofensa no nos ayudará. Esto da una falsa satisfacción, pero después usted siente que le ha fallado a Dios. El gozo es característico de un espíritu fuerte y firme en Dios; más bien oremos para que esta situación no nos consuma y podamos siempre llegar a acuerdos que nos edifiquen a todos.
6. No hablar mal de ellos
¡Importante! La palabra de Dios lo indica con claridad en 1 Pedro 3:9; si maldecimos, eso recogeremos. Fuimos llamados a bendecirnos los unos a los otros, y de esta manera heredaremos la bendición que viene de parte de Dios.
Por lo demás, debemos pedirle al Espíritu Santo que siga transformándonos y nos haga parecidos a Jesús. Recordemos que nosotros no estamos para devolver la maldad que alguien destile en contra nuestra, sino que por el contrario debemos ser misericordiosos y perdonar, aunque la afrenta sea muy grave.
Conclusión
No estamos en posición de jueces sino de hijos de Dios; sabemos lo que debemos cambiar, y orar para que nuestro ser interior (cosa normal por nuestra humanidad) se fortalezca y deje de dolerse tan fácilmente.
Jesús también enseñó que el perdón es algo que debe estar de manera constante entre nosotros, y si no lo hacemos se convierte en tropiezo en la relación que tengo con Dios, impidiendo que las oraciones fluyan (Marcos 11:25).
La mansedumbre (docilidad, dulzura) está contada dentro de los frutos del Espíritu. Es una herramienta que Dios nos da para enfrentarnos a una situación de este tipo. Debemos buscarla en oración y tenerla muy en cuenta en nuestra vida, puesto que es apreciada ante los ojos de Dios (1 Pedro 3:4); ese espíritu afable y apacible es el que debemos estar buscando constantemente.
No se trata de ganar y tener la razón. Esto solo demuestra un espíritu inmaduro; cuidemos de no caer y recordemos que Dios nos defenderá en cualquier situación.
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