jueves, 8 de febrero de 2018

Nuestra actitud ante el llamado de Dios

Mas yo, con voz de alabanza, te ofreceré sacrificios; cumpliré lo que te prometí. ¡La salvación viene de Jehová!»  Entonces Jehová dio orden al pez, el cual vomitó a Jonás en tierra. Jonás 2:9-10
Con este bosquejo ahondaremos en el tema de la piedad de Dios. Porque desde el origen de los tiempos, Dios ha mostrado su misericordia para con sus hijos a pesar de que estos ignoran su llamamiento.
Tal es el caso de Jonás, hombre elegido por Dios para predicar su palabra. Sin embargo, este hombre se encontró con grandes pruebas debido a su desobediencia y necedad, las cuales se apartaron de él por su arrepentimiento y sometimiento a la palabra de Dios.
1. ¿Qué hacemos cuando recibimos el llamamiento de Dios?
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a. Aceptamos: Llenos de fe y amor, nos entregamos a la voluntad del padre, y entonces Él obra a través de nosotros.
  • I. Jesucristo, quien es el más elevado y perfecto ejemplo de aceptación y cumplimiento del plan de salvación y gracia de Dios
  • II. Profetas y apóstoles, seguidores fieles que aceptaron el llamado de Dios a través de Cristo y no temieron morir por testificar las bienaventuranzas.
b. No aceptamos: Ignoramos el llamado de Dios y preferimos desobedecer
Jonás hizo oídos sordos al llamado de Dios, y su actitud provocó el enojo del Padre. Él prefirió escapar a otro pueblo antes que viajar a Nínive para exhortar a ese pueblo.

c. Aceptamos a medias: Aceptamos su llamado pero aún albergamos nuestros propios pensamientos, y por ello hacemos un trabajo mediocre.
2. Cuando nos equivocamos, el padre nos prueba pero aún nos resguarda.
a). Dios es perfectamente correcto: por este motivo nos prueba, porque quiere ver hasta qué punto creemos poder huir de su voluntad.
b. Dios nos tiene una misericordia infinita: Incluso si nos resistimos e ignoramos su palabra, Él sigue cuidándonos y orientándonos al arrepentimiento.
Dios puso en duras pruebas a Jonás, desatando una terrible tempestad y siendo lanzado al mar, pero al mismo tiempo no dejó de resguardarlo (no murió sino que fue tragado por una ballena).
3. La oración como confesión de arrepentimiento.
a. La oración nos acerca al padre: Confesando de corazón que nos hemos equivocado, agradeciendo, magnificando su gracia, y comprometiéndonos a ser verdaderos siervos, podemos volver a ser hallados en gracia ante nuestro padre celestial.
La oración de Jonás glorifica la misericordia del altísimo para con él, y a través de ella este profeta se compromete a servir al padre.

b. La oración nos abre las puertas a una segunda oportunidad.
  • Cuando Jonás terminó de orar, Dios mandó a la ballena vomitar a Jonás en la tierra, dándole libertad para emprender el plan de Dios.
4. Aceptar el llamamiento.
a. Estar prestos a oír: Así como Samuel lo estuvo cuando Dios lo llamó a ser su profeta (1 Samuel 3:1-11)
b. Tener fe en la palabra de Jehová: muchas veces somos llamados por Dios, somos capaces de aceptar la palabra de Dios, pero no tenemos la suficiente fe para convertir en hechos su plan divino. (Hebreos 11:40)
c. Confiar en que podemos hacerlo: Ante ello, debemos clamar por esta virtud divina de la fe, la cual es requisito indispensable si queremos convertirnos en fieles servidores y hacedores del plan divino del señor.
Conclusión:
Una de las bendiciones más grandes que podemos tener en la vida es ser elegidos por Dios para obrar según su divina voluntad. De ser sabios y humildes, podríamos aceptar el llamado y testificar la palabra de Dios para la salvación de muchas almas aun no convertidas. Lamentablemente, no siempre respondemos bien a este llamado.
Entonces ignoramos lo que el padre nos dice y escapamos de su presencia. No obstante, hacer esto no nos conduce a nada excepto a pasar por grandes pruebas por nuestra desobediencia e insensatez. Eso es lo que le pasó al profeta Jonás.
De todas formas, el Padre Celestial jamás nos abandona. Incluso si lo ignoramos, Él nos resguarda. Él espera que nos arrepintamos y en oración clamemos por su perdón y gracia. Entonces Él nos dará una nueva oportunidad para recibir su santa palabra y nos ennoblecerá como instrumentos de su plan de salvación.

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