Génesis 19.17 “Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo: ¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas” NVI
En tu andar diario siempre van a presentarse situaciones adversas o de difícil decisión, sin embargo no debes titubear en el momento de tomar una determinación; no te pongas a pensar en lo que podría pasar, simplemente decídete y ¡hazlo! Porque lo peor que puede haber en una persona es la indecisión. Al igual que Lot no te detengas, no mires hacia atrás, porque la palabra de Dios dice “Que todas las cosas han sido hechas nuevas”. 2 Corintios 5;17 Y si es así en tu vida, entonces, ¿para qué pensar en el pasado?
El pueblo de Israel cuando fue rescatado de la esclavitud, estaba gozoso y se sentía orgulloso de su Dios porque al fin los había escuchado y liberado; sin embargo, al caminar por el desierto (al pasar por las pruebas), no lo soportaron y añoraban la vida anterior, es decir, preferían seguir siendo esclavos; sus cuerpos estaban en el presente, pero sus corazones se habían quedado en el pasado. ¿Por qué? Porque se habían acostumbrado, se volvieron conformistas, no estaban dispuestos a aceptar el reto que significaba obedecer y seguir al Señor; pues al igual que ellos, para muchos es mejor lo que ya conocen que lo que está por conocer, es más cómodo. La visión de estas personas es muy cerrada, demasiado corta, no tienen aspiraciones, y si la tienen es muy pequeña, no nacieron para retos mayores; simplemente se dan por bien servidos con lo que han logrado o tienen. Imagínate el legado que dejarán a sus hijos; obviamente será una generación de fracasados.Amigo(a), tú puedes cambiar el rumbo de tu vida. Dios te dotó de una gran capacidad, de fortaleza, de aspiraciones, de sueños; todo esto lo hizo en ti y para ti, todo consiste en que tú realmente lo creas y actives tu fe en el Señor; Él ya allanó tu camino, lo puso todo al alcance de tus manos, y lo demás solo te corresponde a ti. Es hora de que huyas de tu pasado, de que renuncies a tus temores y traumas, de que te sacudas el polvo de los fracasos, que veas con la luz que te prodiga el faro de victoria y que, al igual que Caleb, conquistes el monte que Dios te ha entregado y plantes una nueva semilla, la semilla de la Fe, la Esperanza y el Triunfo, que solo la puedes encontrar en Cristo Jesús, el Señor y Padre nuestro. Amén
Cuando sientas que nada resulta, o te sientas agobiado por las circunstancias, declara lo siguiente con todo tu corazón, creyéndolo.
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