¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si vas a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si a la mano derecha, yo iré a la izquierda.» Génesis 13:9
En algunas culturas, es norma que el joven permita
que una persona mayor entre primero a una habitación. En otras, entra antes el
individuo más importante o de mayor rango. Dejando a un lado las tradiciones, a
veces nos resulta difícil dejar que otro elija primero en cuestiones
importantes; en especial, cuando ese derecho nos pertenece a nosotros.
Abram (llamado después Abraham) y su sobrino Lot
tenían tantos rebaños, ganado y tiendas que no había tierra suficiente para
ambos cuando viajaban juntos. Para evitar conflictos, Abram sugirió que se
separaran, y permitió generosamente que Lot escogiera primero. Su sobrino eligió
el fértil valle del Jordán, y le dejó a su tío la región menos deseada.
Abram, en vez de imponer sus derechos como el mayor,
confió su futuro a Dios: «Entonces Abram dijo a Lot: «No haya ahora altercado entre nosotros dos ni entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que
te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a
la derecha, yo iré a la izquierda» (Génesis 13:8-9). Al final, la elección de
Lot trajo consecuencias nefastas a toda su familia (ver Génesis 19).
Hoy, al enfrentar diversas decisiones, podemos
confiar en la guía de Dios. Él prometió cuidarnos y suplir siempre nuestras
necesidades.
Señor,
guíame hoy a elegir bien.
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