Dios empleó aproximadamente cuarenta escritores para completar los libros que componen la Biblia. San Pedro dice:
“Y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.” 1 Pedro 1;21
Una de las pruebas de la veracidad de la Biblia es el cumplimiento de sus profecías. Cientos de años antes del nacimiento de Cristo, profetas como Isaías y Daniel, así como también líderes como Moisés y el rey David, profetizaron, en más de 360 detalles, la primera venida de nuestro Señor a este mundo. Sería demasiada casualidad poder predecir tantos detalles sin la ayuda divina. Las profecías tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo se están cumpliendo en este tiempo.
Leamos por ejemplo lo que dice Mateo 24:3-8:
“Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis; porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores.”
¿No describe esto exactamente los acontecimientos de los días actuales?
Otra prueba de la veracidad de la Biblia es su efecto personal en la vida de sus lectores. Uno no puede leer la Biblia sin que produzca ningún efecto en su vida. La Biblia redarguye, exhorta, consuela, instruye y dirige.
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